sábado, 20 de marzo de 2010

Raúl, Raúl, Raúl, Rauuúl,...


Años hace ya, demasiados, que trasnoché para ver el debut de Emilio Butragueño con el Celaya de Méjico. Guardo una camiseta deshilachada con la que algún periódico lo homenajeó en su despedida del Real. Fuí de los que sufrí viéndole acabarse, y de los subjetivos que defendí que podría haber jugado, en la mediapunta de aquellos años noventa, si Valdano le hubiera visto el sitio. Casi lloré su retirada. Y lo del Celaya lo asumí como entiendo a quienes disfrutaron al Cid viéndole a lomos de Babieca después de muerto.

Con Raúl no me pasará igual. No hay idolatría, creo que su sitio es muy secundario en este Neomadrid de luxe que nos quieren meter por el ojo, así que acojo la noticia del AS con menos rabia que los millones de "raulistas" del mundo. Le he visto evolucionar y le respeto. Por eso, y por sus logros, no me gustaría ver a Raúl con una camiseta devaluada. Es el hombre récord de nuestro fútbol, y conforme pasen los años se le convertirá en mito. Elegiría verlo dando saltos de suplente en el banquillo del Bernabéu (esos gestos suyos no sé si gustarán al entrenador y los compañeros, pero a mí me llenan). Prefiero verlo jugando sus quince partidos en el año de contrato que le queda a tener noticias suyas desde Inglaterra o Estados Unidos. Pero intuyo que él querrá irse, aconsejado por Valdano y las circunstancias (al final, quien da nombre a su primogénito lo retira, igual que lo lanzó, qué cosas). El dinero no debe moverle, y tiene grandes amigos como Michel Salgado o Morientes, que hablan de las bondades familiares que tiene vivir otros idiomas, otras culturas, otros lugares. Incluso alguno dirá que, en cuestiones de camisetas, hasta Di Stéfano vistió otras después de la blanca, y es el mito por excelencia (¡¡¡por muchos años, don Alfredo!!!). Pero, para mí, que la leyenda de Raúl será más grande, dentro de unos años, si sólo le recordamos con la blanca, la Roja, y la rojiblanca de Consuelo Berlanga, que reclamarán los enfermos anti-raulistas.

1 comentario:

  1. Yo sí lloré en la despedida del Buitre en el gallinero, en mi primera vista al Cuernabeu.

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