lunes, 30 de agosto de 2010

Mis etapones por Los Montes


Pues a mí me parece que la junta culata del Ferrari es culpable de los males de Alonso, porque, siempre le caen el muerto a los neumáticos, o al Picazo del equipo, o a Hamilton, pero nadie se ha fijado en la trocola del efe como se llame, el cochecito lerén del ovetense. Y además, me parece que Ricky debería jugar más, y que los del baloncesto le pueden ganar a USA.

Por otro lado, pienso que el pisha lo va a hacer de maravilla en la Ryder, aunque sea un borde redomado, y que el jeque-jeque del Málaga debería fichar a más gente, ya que dice que va a invertir, porque si no, nos vamos a Segunda con el Levante y alguno más. Además, anuncio con felicidad que el jueves me voy a Trinidad y Tobago, con la delegación de España que va a participar en el Mundial Sub17 femenino. Voy ilusionado porque, por primera vez, me adentro en la expedición, como uno más dentro del grupo, con los utilleros, los fisios, los médicos, los delegados, el médico, los entrenadores y seleccionadores y las chicas. Os lo contaré, y lo contaré a diario en www.rfef.es. Y además tendré tareas de encargado de prensa allí en el Mundial, mi segundo Mundial del año. Ya os contaré.

Ah, y además de todo, hoy estoy orgulloso. La Vuelta devuelve a los malagueños lo que los malagueños peleamos por el ciclismo, y reconoce a tanto aficionado que alguna vez se puso el reto de subir a los Montes. En una, dos o tres horas. No sé si lo intenté alguna vez con la Motoreta, o con la BH, que era la que me gustaba. Sí recuerdo que la subida a los Montes era la madre de todas la aventuras para los chavales que nos subíamos en la bici y queríamos ir más allá del Camino Suárez, o ya nos aburríamos yendo y viniendo al Paseo Marítimo, no más allá. Siempre pensamos que esa subida se merecía el cartel de 1ª Categoría. Al principio, apenas podíamos ponernos el reto de llegar al Mirador, para engañar al camarero de la Venta y que nos diera agua para hacer la bajada. Le enseñamos a la gente de fuera lo que era el "plato de los montes" y fuímos creciendo. Y cuando nos gustó la bici, la de carretera o la de montaña, nos lanzamos convencidos de lograr la proeza. La montaña nos ponía a cada cual en nuestro sitio. No recuerdo esos "etapones" sin mis colegas de siempre. Mi amigo José María Quintana, que es el profesional del ciclismo en el grupo, tenía espíritu de equipo y tiraba de mí hasta que yo no podía, algunas veces (creo que él ha llegado a subir la montaña en menos de una hora). Pero su ritmo siempre ha sido inalcanzable, y al final, cada uno subía al suyo. Hace años que no ataco el tema, pero entre mis recuerdos apunto los cuatro primeros kilómetros, que tienen pendientes del ocho y el nueve por ciento. Se medio llanea cuando uno pasa por encima de la A-7, y todo se hace cuesta arriba cuando encuentras las primeras ventas. Llegas al Mirador y si eres cicloturista sin pretensiones de establecer marca, paras a descansar y pensar si sigues. De paso miras a Málaga desde el cielo, y disfrutas (no te das cuenta de cuanto hasta que ni te acuerdas de cuando estuviste allí). Y si decides atacar, llaneas otro poco, pasas por los tuneles, te encuentras un par de rampas de las de atacar a lo Contador, y te creces. Pero te faltan los cuatro o cinco últimos kilómetros, que van entre árboles, y lo agradeces. Ahí ya sólo sueñas con la fuente, y llenar de agua justo antes de la Venta Garvey en el Alto del León. Queda "lo duro". De hecho, si te fijas, encontrarás en el suelo, pintado, un cartel a mano que te avisa: "Lo duro". Y es realmente duro. No sé si alguna rampa supera el diez por ciento, pero hoy alguno las va a pasar canutas. Ellos pasarán de largo sobre la fuente de agua fría que hay a doscientos metros del Alto (me apunta mi compadre Javi el nombre, que se me había ido, la Fuente de la Reina). Yo he llegado a llorar de emoción en ella. No sé si habré coronado Los Montes en bici cuatro o cinco veces, pero esos etapones los recuerdo con una emoción inexplicable. Hoy, cuando los ciclistas empiecen a dar riñonazos subiendo ese puerto de 16 kilómetros tan importante en nuestras juventudes, me darán ganas de darle al rodillo, a ver si lo ataco otra vez este invierno. Me acordaré de cómo bajamos curveando, de cuando aprendí de la importancia de ponerse el casco siempre, siempre; de una bici a la que tenía que cambiarle las marchas manualmente y de mis pajarones, de la bajada por Olías y la caló que he pasado por esas carreteras de mis sueños de ciclista afisionaillo. Hoy, paso de peleas de audiencia entre los de Sé Lo que Hicisteis y Tonterías las Justas. Gracias a la Vuelta...

P.D.: mis análisis polideportivos carentes de sentido del principio de esta habladuría son el único modo que he encontrado de no hablar del Real Madrid. Que me he prometido estar calladito. Y lo voy a conseguir.

lunes, 23 de agosto de 2010

El valor de los secundarios

No, no es filosofía, ni me disperso ni se me ha ido la chota, ahora que huyo de vacaciones dos o tres días, antes de lo de TT. El sábado me quedé con ganas de gritar “olé” solo, por lo del Barça (¿gritar olé en los estadios catalanes, por extensión, será delito a partir de la aprobación de la ley?). En realidad, es porque esos chicos, vestidos de azulgrana, juegan igual que nosotros, los campeones del mundo. Sólo que tienen a Daniel Alvés en el lateral derecho (yo me quedo con Sergio, por sentimiento patrio, si Ramos está bien), y a Messi, que dejaría a Pajarillo Loco de eterno suplente en la Roja si renunciara a su argentinidad y las leyes nos permitieran españolizarlo, más.

No me extiendo sobre los grandes en cuestión, ni tan siquiera para hablar de Pedro, Pedrito, don Pedro,… Un tío que busca un balón y esprinta, corre a cag… y esprinta, se va a dormir, y lo hace esprintando (grande Reina, me copiaste el comentario, hay testigos). Tampoco quiero hablar de Xavi, porque ya no sé qué decir de cada pase que inventa. Ni de lo que anticipa este equipo que junta a los dos centrales del Mundial, al niño a quien Vicente del Bosque quiere parecerse, a San Andrés de Fuentealbilla, a Villamaravilla (me ha salido una rima, y está currada, conste).

Ya me gustó el año pasado, le intuí buena pinta pero imaginé que, puestos a reforzar, le traerían a alguien que frenara su buen trabajar. Entre tanta estrella, tanto esprint, tanta genialidad, hoy quiero preguntaros: ¿Quién lleva el 19 en el Barça? ¿Quién es ese tío de la foto? Un tipo discreto, pero que cumple de maravillas, que se suma a la fiesta ofensiva a cuentagotas, porque su papel es el de los actores de reparto. En un equipo en el que todos atacan, incluso Gerard Piqué, los únicos que casi se dedican con exclusividad a defender son Carles Puyol, el hombre que puso en marcha el calendario puyoliano, y mi prota del día, Maxwell (¿cómo se escribe, cómo se apellida, de dónde viene, tiene Twitter?). Este jugador que creo brasileño, me suena que viene de Italia y tiene nombre de superagente chapucero, asume el papel de actor secundario con una eficacia extraordinaria (no en plan Bob, el de los Simpson). Resulta que tiene 29 años menos tres días (es mayor de lo que pensaba) y es atleta de cristo. En defensa cumple casi sin errores. Al menos, desde que le vengo siguiendo, no le he encontrado una pifia. Y al ataque se suma cuando la circulación de balón le obliga. Como decía antes, en un once en el que tan sólo pasan de atacar Valdés y Puyol (salvo para cabecear golazos de final), y donde, por tanto, hay que hacer muchas coberturas (Busquets, con el que le pongan al lado, lo hace genial, sorprendentemente genial), este chico de apellidos Scherrer Cabelino Andrade (toma ya) ha asumido con eficacia su trabajo, su papel, su rol. Supongo que Guardiola lo tendrá en estima, por más que haya fichado a Adriano para reforzar la zurda. A mí, desde luego, me parece que es su acierto, otro más del entrenador, ya que le están esperando, a ver si la caga, para echarle en cara lo de Ibrahimovic y lo de Chingr…. (como se llamara el de Ucrania, que no quiero rimas)

miércoles, 18 de agosto de 2010

Oda al campero de pollo

Debería estar paseando por el Real, por la calle Larios,
o tirao en la Plaza de la Merced, estos días que no hace musha caló y en la Feria se debe de estar de escándalo, en minúscula. O al menos podría andar en los cacharritos, mareando a los churumbeles de mis colegas de siempre. Y sin embargo, habito en Las Rozas, preparando un viaje a Trinidad y Tobago que anticipa experiencias increíbles. En Madrid el tiempo no es como para achicharrarse, pero entre preparos, echo de menos un campero de tó. ¿Y qué es un campero de tó? Pues un campero que lleva pollo, huevo, jamón de yó y tranchetes, mayonesa, ketchup, cebolla picá… ¿Y qué es un campero? Un campero es lo mejor del mundo. Lo mejor. Lo mejor.

Aparte de ser lo mejor, para los ignorantes, es un bocaillo que se hace con todo lo anterior, más un mollete de Antequera, que es un tipo de pan, y se pone en la plancha a tostar como si fuera un Kebab, pero sin ser un Kebab, sino siendo un campero. Podría ponerme a copiarlo, pero los molletes no se exportan. En el Carrefú hay comida india, comida china, comida paquistaní, comida paraguaya, comida congoleña,… Pero no hay molletes de Antequera. Y así es jodío, el tema. No lo entiendo. De verdad, no me cabe en la cabeza.

Resulta que exportamos a Fran Perea y a Antonio Banderas. Éste, nos devuelve los favores a los paisanos y le cambia el nombre a La Posada, la jode (sin explicación alguna), y nos deja sin un buen sitio pa ponerse uno púo en el centro de la ciudad. Y sin embargo, no monta un negocio mundial de “Camperos de Málaga”. Nos conoce el jeque-jeque, arrasamos con la Feria, que es la mejor, y la más popular de Andalucía. Nos reconocen por Michelle, que ha limpiado Marbella (gracias, señora Obama). Estamos en todos los rincones del planeta por obra y gracia de Picasso. Y sin embargo, nadie conoce nuestros camperos.

Entiendo que nos sea difícil explicar qué es la biznaga (huele bien, y está hecha de florecillas del campo, creo). Y ni os cuento con “El cenachero”, un señor vendedor de ¿pescao? que parece el esposo de la diosa de la justicia. Ambos dos son símbolos tradicionales de lo malagueño. De puertas para adentro. Como el campero. Con la diferencia de que un campero es lo mejor del mundo, si de papeo hablamos. Ahora es cuando mis amigos extra-malagueños, sobre todo los que estuvieron en la Feria de Málaga en Madrid de este pasado finde, me preguntan por qué les atiborré de rebujito, que no es malagueño aunque se beba como si lo fuera (la mezcla del vino dulce con el esprite no ha funcionado, y tampoco lo entiendo). Y no les hice camperos. No caí. Con la emoción de las canciones del Fari se nos pasó la Feria rápido. Ahora que uno recupera, y sabe que esta noche es víspera de festivo, y el Real reventará, echa de menos su campero de pollo. No los carricoches, no la pringue de las casetas de la juventú. No el concierto de Pimpinela. Ni los espetos, ni los calores, ni el waka-waka que se habrá ganado ser la canción de la Feria. ¡¡¡Quiero un campero, snif, snif!!!

viernes, 13 de agosto de 2010

Disen que hay, disen que hay...

¿Por qué, si me pasé dos días a burritos, estoy como un vaca/foca? De un taco, he conocido el Azteca, el yetlá y el mal de las alturas. Para subir a la grada del Coloso hay que caminar por unas rampas interminables, en las que se inspiró seguro el Soccer City, que el miércoles me dejaron sin aliento. ¿Por qué? Mi pésimo estado de forma, pero también la torta que me cayó encima con el cambio horario y los 2300 metros de altitud de la capital mejicana. De la que me marché triste. Me pasó lo que a Calamaro, que sólo "conosí el estadio asteca". En dos días, a entrenamientos, ruedas de prensa, ofrendas de Copa del Mundo y atascos, es imposible acercarse a la ciudad más grande que jamás conocí.

Ya aterrizando me vino a la memoria una legendaria frase de mis colegas de siempre, que cuando vienen a Madrid se pasan el viaje diciendo: "Oú vieo es que esto es mu grande". A mí me pasó con el Deefe. Es gigante desde el aire, interminable, infinito, con sus veinte millones de humanos y al menos otros tantos millones de vehículos. Prometo que jamás volveré a protestar en la M-30, ni en la A-6, ni menos en la atascada A-7 de Málaga. La ronda mexicana, el Periférico, es indescriptible. Huele a quemado (quienes conocen de mi anosmia sabrán que es extraordinario que este cronista hable de olores). Hay personas que se pasan en ella del orden de dos horas y media a diario. Siempre. Sin remedio. Y para recorrer cuarenta o cincuenta kilómetros. Oú vieo...

Me vengo triste por no haber disfrutado del Deefe, ni tan siquiera en su plaza de las Tres Culturas (oú vieo si es grande, que tiene tres, no una). No pude ver a la Virgen de Guadalupe, santuario de peregrinación mundial (la Copa sí estuvo con ella, es lo que tiene ser Copa del Mundo. Además, se conocen. Creo que es la tercera vez que la Copa va a visitar a la Virgen). Vi el Deefe a través del cristal del autobús. Sus anuncios gigantes, sus eternas manzanas de edificios de dos alturas, sus grandes carteles de señalización vial, sus revolucionarios nombres para las vías Insurgentes, Revolución,... Sus lemas publicitarios. Su colorido en las paredes grafiteadas con aparente orden. Incluso me encontré con una pirámide patrimonio de la humanidad: Cuilcuilco, con más de dos mil años de antiguedad (un montón de piedras volcánicas sin forma de pirámide, pero bueno, algo es algo. Además, dicen que era un observatorio astronómico. Qué afán tienen estos pueblos por las estrellas. ¡Nosotros tenemos una, estrella, digo!).

Pero como disen que hay, disen que hay un motivo para todo, mi motivo de este viaje es el Azteca. Ya pregunté antes de irnos quien se venía, y la respuesta me la dieron los chicos de la Roja. En sus tuiter, feisbús y todo eso tenéis la prueba de lo molesto que fue para todos ir al legendario recinto de Santa Úrsula en pésima-fecha-que-destierren-a-Villar-ya. Quedaron fascinados, o mejor, embobados, que fascinados suena a cursi. Como todos, con esa mole de cemento en la que caben ciento cinco mil personas (no tantos vehículos). No es un estadio nuevo, claro. Ni llamativo desde el exterior. Pero tiene leyenda, tiene historia, tiene esa luz única que ha quedado enmarcada en tantas imágenes de fútbol.

Rosety se emocionó nada más empezar la narración para Clubseleccion.tv. Y no es para menos. Volvía al Azteca veinticinco años después del Mundial de México. Ya me gustaría a mí volver a algún estadio, al Soccer City, dentro de veinte años. No me veo. Gaspar se emocionó porque él vivió esa final de Argentina contra Alemania, el partido de todos los tiempos. Supongo que ayer, en la delegación española, era de los pocos que repetían. El resto, nos dedicamos a decidir cual era la portería en la que el Diego marcó. Ni los de lugar se ponían de acuerdo. Supongo que para ellos, el Azteca es algo más que la sede de dos finales del Mundial. Personalmente, imaginé el estadio con aquella cámara cenital que hacía sombra sobre el césped. Ya no está. Lástima. Pero el sol, la luz, el color siguen siendo los de las fotos, los de la tele en sus imágenes de archivo agrietadas. Entendí que la mexicana fuera la afición más numerosa en el Mundial, en Sudáfrica. Quieren ser grandes en fútbol, ya que lo son en casi todo. Me gustó la fiesta del fútbol en el Azteca, con la gente llegando pronto, comiendo burritos, bebiendo ricos zumos de no sé qué... Cierto que la Tricolor engancha, aunque no juegue, y que en el Azteca celebraban su liberación de los colonizadores, hace doscientos años. Los que íbamos de invitados, allí vivimos fútbol, y la sensación de estar en un lugar donde se escribió la historia del fútbol. La hicieron Maradona y Pelé, que levantaron nuestra Copa al cielo nublado, tormentoso, turbio, del Deefe. Como Iker, el pasado miércoles. También la alzó para ofrecerla a la gentes del lugar.

Por todo eso y mucho más que no sé contar, por la sensación de haberme colado en la foto de una que será historia de nuestro fútbol, el viaje al Distrito Federal mereció la pena. Disen que hay segundas oportunidades. Personalmente creo que sólo en según qué ocasiones. Lo intento otro día con la visita turística. Bueno, de momento, creo que antes me voy a trabajar al Caribe, sí amigos, al Caribe, je je je... Ya os contaré. ¿Hay alguna canción de Calamaro para estadios caribeños del sur?

martes, 10 de agosto de 2010

¡¡¡Almodóvar, dona tus Oscars a la crisis!!!

Hola, soy Coco, y el chico de Hablando Solo me ha pedido que aproveche las doce horas de vuelo al Deefe para explicaros la diferencia entre lo público y lo privado. No lo haré, como habitualmente, con cabeceos y movimientos a lo "cerca" y "lejos", sino con ejemplos, que así queda más clarito. Hablamos de los dineros, claro. Y concretamente, del dinero de los españoles, nuestro dinero, el que se gastan los poderes después de que salga de nuestro bolsillo en estos tiempos de crisis, que hasta el monstruo de las galletas se tiene que conformar con las María de toa la vida, a él que le gustan más las Digestive, pero son caras, muy caras. Hablamos de ése dinero en relación con los dineros de las dichosas primas por ganar el Mundial para los futbolistas españoles, dinero que ha dado mucho que hablar en las orillas de todas las playas de España. O al menos, en la que trató de descansar Antonio.

Vamos allá, a ver si me supero. La FIFA es una entidad privada, que organiza un torneo que bien podría llamarse "torneo de la galleta" y tener por mascota a Triqui, pero se llama Mundial de Fútbol y Zakumi fue su último relaciones públicas. El torneo es una competición privada. Igual que Roland Garros, que el campeonato de parchis de Calaflores (Málaga), que las carreras de sacos de mi pueblo, que la Liga de Fútbol Profesional, que la liga de la Asociación de Clubes de Baloncesto... Los señores de la FIFA, que son mu espléndidos, dan premios para fomentar la participación, y medallitas y una copita de recuerdo. Los premios, la medallita y la copita los reciben los que participan y ganan.

Los que participan y ganan, en este caso, las Selecciones Nacionales, pertenecen a Federaciones deportivas. Las Federaciones deportivas españolas son entidades privadas. Repito: pri-va-das. Creo que esto, mi amigo Antonio lo ha explicado setenta y ocho veces, y yo lo tengo claro, pero os lo cuento de nuevo, yo que me explico mejor que Antonio. Jurídicamente, el término que las define es "entidades privadas con funciones públicas delegadas". Queda claro, por tanto lo de privado. Y lo de "funciones públicas delegadas" lo explico en cortito, pa no ser coñazo. Como nuestra Constitución dice que "los poderes públicos fomentarán el deporte", éstos no sabían cómo hacerlo en medio de la Transición, y las federaciones eran entidades ya con tradición de en muchos casos cerca de cien años, los poderes públicos dijeron: "Oigan, federaciones: háganme ustedes el favor de, en mi nombre, fomentar ustedes el deporte". Y eso hicieron. Para ello, los españoles, todos, les damos un dinero, una subvención pública. Ese dinero, público, lo tienen que destinar, obligatoriamente, las federaciones, a determinados fines: fomento de la práctica deportiva aficionada, mejoras en instalaciones deportivas,... Son fines fijados y que las federaciones tienen que justificar. Es decir, todos los años, presentan el recibo de que nuestro dinero se lo han gastado en los fines que les hemos fijado. Entre esos fines, desde luego, no está el pagar primas por torneos ganados a futbolistas de élite.

En muchas federaciones, la subvención pública supone la mayor parte de su presupuesto anual. En el caso de la española de fútbol, es el cuatro por ciento, más o menos. Es decir, que el dinero privado que genera por sus recursos propios la RFEF es el 96% de su presupuesto. En ésta epoca de títulos gordos, entre esos recursos propios, afortunadamente, podemos contar con los premios que, por ejemplo, nos han dado dos entidades privadas como la UEFA y la FIFA por ganar sus torneos de la galleta en 2008 y 2010. Esos dineros privados, de una entidad privada, que se lo entrega a otra entidad privada por ganar una competición privada, la RFEF lo reparte como quiere: y en el caso del premio por ganar el Mundial, la RFEF ha querido repartirlo, en gran parte, con los actores del triunfo (por razones que Antonio os explicará otro día). Queda claro, por tanto, que "los jugadores sí tienen vergüenza y no se quedan con nuestro dinero en época de crisis que hay que ver como se pueden dar esos premios por ganar al fútbol con lo mal que lo pasa la gente". Que la gente lo está pasando mal, sí. Que hay que ver que burrada de premio da la FIFA por ganar el Mundial, sí. Que alguien en nombre de los futbolistas ha negociado muy bien por ellos, sí. Pero ése dinero no es nuestro, no es de los españoles, es de la FIFA, que se lo da a la RFEF y ésta lo reparte entre los artífices del éxito. Podremos estar de acuerdo, o creeremos que ese dinero lo debía destinar la RFEF a paliar el extermino del pollo frito en Las Hurdes. Opinable. Pero ése dinero no es "nuestro dinero, el dinero de los españoles".

Sí es nuestro dinero, y aquí quería llegar Antonio y por eso le cedo la palabra (os recuerdo que hasta ahora el que escribe fue Coco, explicando la diferencia entre lo público y lo privado), por ejemplo, el que da nuestro Gobierno de España a toda pelicula que se precie de nuestro magnífico "cine español", siempre en crisis y deficitario salvo excepciones, honrosas o no. No hay filme, bueno o malo, pésimo, horrible u obra maestra, que no comience en sus títulos de crédito con los "Con la colaboración de TVE" (ente público, dinero público, dinero nuestro), y "Instituto Cinematográfico de no sé qué del Ministerio de Cultura" (público, público, público), y con la ayuda inestimable de "la Comunidad Autónoma de turno" (publiquísima), y por supuesto el ayuntamiento de turno con nuestro dinero público local, el que pagamos con las tasas de la basura, las multas de la hora de los coj... Supongo que los poderes públicos, que también deben fomentar la cultura, como el deporte, entienden que la manera idónea es darle pasta a los cineastas, propaganderos o independientes, me da igual. El cine español, en una parte significativa, sí se hace con nuestro dinero.

Y siendo así, ¿por qué no he oído nunca, a nadie, reclamar una parte de la taquilla cosechada por los productores privados después de hacer pelis con nuestro dinero público? O mejor, ¿por qué no reivindicar una parte de los pocos premios que les dan (no que nos damos, es decir, no de los Goya)? Si Amenábar tiene subvención pública, que no sé el caso concreto porque vamos en un avión camino del Deefe, ¿por qué no le pedimos que done una parte de su Óscar para causas nobles, como sí lo hacemos con los futbolistas? ¿por qué no reclamamos nuestra parte del pastel, con destino a bibliotecas? Si Almodóvar hace eso que él llama peliculas con nuestros impuestos, ¿por qué no demandamos que done una parte de lo que ganó con "Ol abou mai moder" para premiar a los niños que sean capaces de leerse el Quijote, que es de su pueblo? ¿O sólo son insensibles a la realidad crítica unos futbolistas, por el hecho de ser famosos, ricos y campeones del mundo? (sin molestarnos en preguntar qué hacen cada uno de ellos por ayudar al prójimo, a nivel particular). ¡¡¡Fuera topicazos, YA, por la Virgen de Guadalupe!!!

P.D.: no entro en el asunto del Hércules y el Betis porque no me parece el momento adecuado. Hablaré del tema cuando esto se enfríe, y recurriremos a Coco para que nos explique qué es un juez, qué es un fiscal y por qué lo normal es que jueces y fiscales tengan potestades "detectivescas" y no las tenga, ni las deba tener, una federación. Pero tengo curiosidad: ¿qué ha dicho sobre el tema el presidente de la AFE, que debería sacar la cara por la limpieza de los futbolistas españoles? ¡Camarero, unos tacos con tequila y guacamole!

P.D. (y 2): a ver si al menos esto vale para que ¡¡¡no me preguntéis qué me parece que los futbolistas ganen 600.00 euros por el Mundial y no los donen!!!

miércoles, 4 de agosto de 2010

¿Quien se viene al Azteca?

Qué poco dura la alegría en la Ciudad del Fútbol. No hace un mes que somos campeones del mundo y la memoria histórica se nos ha borrado, formateado, anulado, tweet off que se dice entre los tuiteros. Mañana conoceremos la lista, que no es la antagonista de la tonta, es la convocatoria de veinte que Del Bosque se lleva al Deefe para jugar contra México. Antes de que sepamos algo más: habrá lío, seguro. Si lleva a más del Barça que del Madrid, o más del Barça que del Sevilla, o más del Málaga que del Sevilla,… Lío, seguro, y eso que Vicente es especialista en apagarlos antes de la chispa, incluso.

Habrá, habrá follón: porque el Barcelona se puede ir al lejano oriente a vender amistosos a precio de Messi, aunque Guardiola diga que no está para jugar, que corre riesgo de lesión estúpida. El Real Madrid hace bien en prepararse en Beverly Hills, que Valdebebas no es glamouroso, ni aunque tenga a glamourinho. Este año toca respetar que los clubes salgan de la crisis a base de giras planetarias. El año que viene, el que no gane, dirá que lo de las giras es lamentable, que jode la preparación y que los jugadores se agotaron en diciembre por culpa del marketing.

Hasta el apuntador puede hacer negocio, con la camiseta de los campeones por dos cuponsitos y el periódico; comprando el pin de los campeones del mundo por solo un euro más, junto con tu diario; con los deuvedés de los partidos de los campeones del mundo, por el módico precio de siete euros (en el pirateo, aunque no se deba, son gratis, y sin comentarios de analfabetos). ¿Qué periódico que se precie no ha hecho promoción con el Mundial y ha recibido con los abrazos abiertos la publicidad que ha generado el "Ven a mediamarket, ven, coño, ven"? ¿Qué empresa que presuma de un "marketing team" no ha inventado negocios maravillosos? (“Comprate una tele que como estos inútiles ganen el Mundial, te lo regalamos, aunque no caerá esa breva”). ¿Cuantos anuncios de "yo soy fiel a la Roja" nos suenan? ¿Cuantas empresas chillan que siempre apostaron por la Roja? ¿Cuantos usan la Roja hasta para vender gayumbos? Por hacer, ha hecho negocio hasta el abogado de turno que demandará a los que pusieron veinte mil cláusulas a la jugarreta con la que se quieren ahorrar la devolución de la pasta del plasma super gratis, a ti que no eres tonto, tampoco, ahora que los inútiles ganaron el Mundial.

Y al final, si todos hacemos negocio, si los futbolistas se revalorizan, se venden, se compran, se suben el sueldo,... Va a resultar que sólo es lamentable que esta época de vacas gordas también la aprovechara la dueña de la Selección, que es la Real Federación Española de Fútbol, culpable, entre otros males del fútbol, de que la FIFA dicte que el 11 de agosto es fecha para la disputa de amistosos... Esos amistosos sirven para preparar los partidos oficiales de clasificación para el Europeo de 2012, en el que todos querremos estar, para ganarlo, porque llegar sólo a cuartos, ni de coña, claro.

"¿Pero por qué se van tan lejos? Que jueguen cerquita para que los niños no se cansen". Resulta que, de un tiempo a esta parte, quizá porque a lo mejor se han hecho bien las cosas, las federaciones de todo el mundo nos reclaman en sus países. En México celebran el bicentenario de su independencia, y la cita con nuestra Selección es el acto central, uno de ellos. En Argentina, devolvemos la visita de la albiceleste al Vicente Calderón, no hace mucho, cuando celebrábamos el centenario de la RFEF. España va a jugar en el Azteca de México y en el Monumental de Buenos Aires. Ah, sin haber preguntado, estoy seguro de que datos tan manoseados a la ligera como el de la obligación de presentar el sesenta por ciento de los mundialistas, por contrato, no son reales. Más que nada, porque la selección firmó sus amistosos mucho antes del Mundial. Y la Federación cumple lo que firma. Por eso no se juega en Nueva York, aunque quisieran los argentinos, a última hora.

Voy más allá, al margen de las presuntas obligaciones (la del Barça con Messi no era pre-sun-ta) Para un futbolista, igual que para un periodista, o un cronista viajero como servidor, visitar esos estadios legendarios, y más cuando no están de paso, se convierte en un orgullo, en una ilusión, en un objetivo, en otro sueño que ahora se cumplirá. Por mucho que haya que meterse un día entero en un avión, que es tan incómodo para el periodista como confortable para el deportista. ¡Qué levante la mano quien no se apunta con España a esos dos viajes! Hoy, que la lista de marras ya está en la mente de Vicente, estoy seguro que cualquier futbolista que me leyera firmaría verse en ella. España está de moda, porque es campeona del mundo. ¿No recordáis cuando mirábamos con envidia a las Brasil de turno, viajando por todo el mundo a cuerpo de reyes, reclamados y aclamados en todos los rincones del planeta, siendo como eran los campeones del mundo? Ahora, nosotros somos Brasil, es decir, España es Brasil, o mejor dicho, España es España y Brasil quiere ser como España. Y con España, todos los futbolistas quieren jugar. Insisto: que le den a elegir a Villa o a Iniesta, o a Puyol. ¿Vas o no vas? Si preguntaran, acabarían con el debate. Así que no preguntarán, para poder seguir berreando gilip...