miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mi nuevo libro


Se titula “Los cien mejores, únicos y primeros blós de Hablando Solo”, y no lo voy a editar, que arrasaría en todas las librerías, es edición exclusiva para mis amigos, los que estáis desde mayo aguantando mis habladurías solitarias, supongo que por fe, por amistad, por curiosidad. El bebebló es nuevemesino y lo cuido con cariño porque es mi ventanita al mundo. Me divierte, me relaja, me motiva, me mantiene activo. Si me indignan los atropellos al periodismo o al madridismo que conozco, escribo. Si me tropiezo con algo que quiero compartir con los míos, escribo. Si encuentro historias interesantes, escribo. Si puedo aportar algo de luz sobre algún tema jurídico-deportivo, escribo. Si se me ocurre alguna chorrada, escribo.

Y escribiendo, escribiendo, llega mi idea número cien, casi a las puertas de los treinta y cinco tacos, en vísperas de unas felices navidades, del discurso del Rey, a ver qué cara tiene, el hombre, que está pachucho; de los bogavantes, unos calzoncillos nuevos y el Cointreau de Nochebuena, de los verdiales del San Cayetano del Día de los Inocentes, del José Mota y la maldita uva asesina que se atraganta en Nochevieja. De Caldea en Año Nuevo, de los tortazos en Grand Valira si no hace menos de -10 grados y no hay hielo (que luego, me caigo siempre justo delante de mi ahijado Pablo, y no quiero que se cachondee más de mí). De los Reyes Magos, del nuevo año, de la vuelta a la feliz rutina, con o sin rebajas al 300%.

Si miro los datos de visitas al bló no son millonarios, ni milenarios (no sé si el palabro es el adecuado para el uso concreto), pero me da igual. Más de cinco mil personas distintas (prefiero decir personas que ipés), no sé si por error o conscientes, han pasado por Hablando Solo. Me parece una barbaridad, porque escribo para mis amigos y la gente de buena voluntad, aunque el resto no se lo crea y se indignen si digo “A mí, plin”. Conste: miro los datos de visitas por saber el interés de la gente. Y me sorprende saber que os gustó mi loa a los camperos de mi Málaga, que reinventara al Quijote en pleno centro de Madrid, atascado en Plaza de Castilla, y las historias que os conté desde Sudáfrica y Trinidad (no fui a Tobago, y no fue por ser “tó vago”. Chiste malo, lo sé, pero me lo merezco, como Michel el viejo). Las increíbles revelaciones sobre el Abuelito y Heidi desde Schruns (no estoy resfriado, gracias) también impactaron. Le tengo cariño al día que desde el sufrimiento de no sé qué campo de fútbol sudafricano se me ocurrió inventar aquello de “La magia roja”, para superar lo de “la furia”. Sé que he defendido a Iker más de lo que debería, pero no es tema discutible. Igual que lo de Mounaldo, Mounaccio, Moutodo, San Yosé el de los mazapanes. Me resulta curioso que sea tan visitado el bló en el que dije que, en el fondo, la Copa de Europa, la Orejona, volvía a casa cuando iba al Bernabéu (a cuento de la polémica estúpida de la final de la Champions en Chamartín). Málaga, el Málaga, me duele y me ilusiona, ahora que tenemos jeque-jeque (este año no estamos centrados en la Copa del Rey, conste. Tenemos otros objetivos). Hablando de dolores: el ciclismo me preocupa, pero hoy no es el día. Sí debo agradecer que mis amigos hayan seguido mis escarceos por algún tema ciclista más o menos trascendente. Y no me olvido de mi derecho deportivo, el que trabajo en el Máster como puedo, que sé que debería cuidarlo más, debería abordarlo más. No es fácil, por la materia en cuestión y por el sitio desde el que suelo escribir.

Me miro el ombligo y pido perdón por ello, por este artículo meta-lingüístico, que diría el profe, por hacer balance, alegrarme de este tan inolvidable como inesperado 2010 y tirar palante. Me piro de vacaciones y dejo el bló en paz; paso a off (me mola la expresión tuitera) en las redes sociales, y a dormir, leer, vacacionar sin pantallas de ordenador, a poder ser, más que lo estrictamente necesario. Tengo que prepararme. El 2011 viene tan intenso como divertido. Ya os contaré. Epílogo: a los que leéis con cariño, gracias (prometo que no habrá más entrevistas exclusivas con Jabulanis y vuvuzelas). A los que leéis sin cariño, decidme si puedo hacer algo por vuestro cariño, je, sin pasarse pidiendo, que la cosa tá mu mala. A todos, para que veáis que cumplo mis própositos de año nuevo y aprendí inglés en este año ya envejecido: ¡¡japi crismas everibodi an everigüer an prosper year niu!!

domingo, 19 de diciembre de 2010

La Quinta del rondito

El primer día, los vi entrenar en la Ciudad del Fútbol y me asusté. A finales de mayo, los veintitrés se juntaron para ganar el Mundial, y los entrenamientos consistían en cinco minutos de carrera para calentar, un par de ejercicios físicos para justificar, y dale al rondito: ronditos de todas las clases inimaginables. Los había por grupos contra uno que intentaba robar el balón, con mini porterías en cuatro equipos, con porterías y porteros a medio campo,... Con ronditos, calentamiento y remates a puerta se completaban día a día los entrenamientos, en la Ciudad del Fútbol, en Schruns (recordemos, donde vive Heidi) y en Potchefstroom (recordamos, tormenta de tapitas del cocinero, en idioma boer).

Llegaron las críticas después de los bolos preparatorios de Austria, y yo las ignoré porque me encontraba con unas sesiones de entrenamiento espectaculares: a base de ronditos, pero espectaculares. Recuerdo una, en Schruns, un día que llovía, en el que arranqué con "olés" solitarios y congelados ante la precisión de los toques, la brillantez de los controles (y más, estando por medio el Jabulani, bendito Jabulani), la intensidad de los cuarenta y cinco minutos de trabajo. Aquel día me dije a mi mismo: "estos disfrutan como cochinos jugando al fútbol. Y lo hacen de maravilla". No pensé que podríamos ganar el Mundial, pero creo que aquella jornada, en aquel campito de pueblo alpino empezó a gestarse en mi cabeza inquieta la normalidad con la que asumimos el triunfo en el Soccer City (Ciudad del Fútbol) de Johannesburgo.

El rondito, disgrego, se basa en un principio elemental del fútbol, uno que nos enseña el míster cuando tenemos once o doce años: toque y desmarque de apoyo, toque y desmarque de apoyo, toque y desmarque apoyo, hasta que aparece el hueco, y entonces tocas y tiras un desmarque de ruptura, para encarar al rival.

Este concepto, tan básico como difícil de aplicar, es el que nos sirvió para maravillar al mundo en Sudáfrica, y el que le sirve al Barça para ir de cinco en cinco (pocos son, con lo que juegan). Parece fácil, pero no lo es: hay que tener jugadores que te milimetren los pases, que inventen con el control, que tengan ojos en el cogote, que disfruten jugando al fútbol como niños. Y hay que aplaudirles cuando no les sale con quince años, cuando llega un veterano y les da una leche para que se dejen de toquecitos. Puede llegar un autobusero como Mounaccio, cerrarte todas las puertas con candados y que ese día no aciertes con la llave, te gane un partido y te eche de la Champions. Puede sorprenderte un Robben a la contra, y si no tienes a Iker Casillas, el justo merecedor del Balón de Oro, te meta dos goles y te quite la Copa. Pero lo normal es que si eres un vocacional artista del rondito eficaz (no confundir con bicicletitas inútiles), y las cosas te salen medianamente, en esto del fútbol, triunfes. Si encima, va el rival y no aprovecha que puedes estar cansado, o disfrutando de la Copa del Mundo, y te pone enfrente al entrenador que más te motiva para seguir teniendo retos, asunto resuelto. La fórmula no tiene misterios: Campeones del Mundo + Mejor jugador del Mundo + Motivación = el resto, que se peleen por el trofeo de la galleta, por construir hoteles, por comprar aeropuertos o por las migajas que deje la Quinta del Rondito. This is furbo, coño!!!!!

martes, 14 de diciembre de 2010

La quincena del trinque

Debería estar indignadísimo. El tufo a mierda que larga todo lo que tiene que ver con el dopaje es como para salir corriendo: en medio del temporal pienso en la cantidad de nuestros deportistas que son gente sana, limpia, que no se dopa. Eso sí, si fuera un prestigioso videobloguero del más afamado diario deportivo amsterdamiano (Holanda), no dejaría títere con cabeza, hablando del deporte español. Un buen Vandenindan diría, en holandés: "vale que fuímos un poco puercos en la final del Soccer City, pero no nos metemos de (metemen de totten, en flamenco)". Insisto, si lo pensara, me indignaría.

Pero es Navidad. Mejor, pre-navidad. Estamos en semanas de trinque, y los periodistas deportivos madrileños (supongo que en todos lados será parecido), y los que los rodeamos, estamos, están, anestesiados pensando en qué regalo (trinque o gañote, en el argot), darán en la comida del Atleti y la del Madrid (gracias por la invitación informática. No puedo ir), o si habrá agenda de la Liga en la comida de la Liga (no sé si las siguen haciendo), en la cena de la Federación (no sé qué regalo darán. Investigo el tema), en cómo cambiar los turnos para ir a todas, en quien le explica al jefe que las cenas de la empresa no pueden coincidir con aquellas, citas informativas de alto nivel (con trinque, con trinque). Los años de Calderón, Ramón (¿se puede decir "Ramón Calderón" sin que te cierren el bebeblog?), el Real Madrid regaló una bici ortopédica que aún danza en la Cala del Moral, en el piso de la familia Muñoz en la playa malagueña, y una cámara de fotos Nikon, actual herramienta de trabajo personal. Aún así, prometo que no soy muy de estas cosas: demasiada gente, demasiado ruido para tan poco canapé (hace años, el Real Madrid daba un famoso cocido madrileño en el hotel Mindanao, pero ahora montan el chou en el palco del estadio, creo. Y en la última que estuve, por error mío y obligado, por error mio, los canapés eran virtuales. Terminé muerto de hambre, cabreao, abroncao con razón por los compis que no fueron, pero con cámara de fotos). Diré que hay reconocidos y prestigiosos especialistas en asistir a todas: gente que, por lo general, no aparece en una rueda de prensa durante el año pero se siente legitimada para estar, en primera fila y/o mesa presidencial, aplaudiendo el discurso del mandamás de turno (hubo en su tiempo una constituida Peña del Gañote, que ignoro si continúa abierta y revoloteando).

Me molan más las cenas de empresa. Obvio las anécdotas recurrentes: el jefe soplao, la silenciosa compañera que se destapa como brillante organizadora de congas, el currito más que achispao que aprovecha pa cantarle las cuarenta al jefe soplao,... No me resisto a dejar por escrito, por si un día se me olvida, la imagen de un jefe de cuyo nombre prometo no acordarme (no me sale, y llevo diez minutos pensándolo) que se pasó la noche brindando de mesa en mesa al grito de "Vivaajjjjpaña" (Viva España). Creo que luego bailó pasodobles, pero esto no lo vi. Ésta en cuestión no me apasionó, no debí ir. Error. En general, se me dan bien las cenas de empresa, las disfruto, las aprovecho, pague o no pague la empresa (que éste es debate de alta tensión entre los compis, siempre. Hasta el más callao tiene opinión). Te ríes del día a día, de los problemas, de las dificultades.... Te acercas a gente a la que no es fácil hacerlo durante el horario laboral. Haces compañeros, te ganas algún amigo. Recuerdo con cariño la de Radio Voz, antes de que nos echaran a casi todos, o la de Radio España, inolvidable. Inolvidable. A las de Radio Marca creo recordar que no fui. Las del Real Madrid no fueron fáciles: cada una con un jefe distinto, y con el casco antimisiles puesto, por si surgía un Naningate o similar en mitad de la cena. El año pasado, ZP no hizo para los desempleados, o yo no me enteré. Supongo que por la crisis y porque Rubalcaba no estaba para tener la idea. Por eso, éste tengo en mente el martes o miércoles que viene: buenos compañeros, buena empresa, buen menú, seguro, y un lugar excepcional: la Ciudad del Fútbol. Por cierto, que hablando de todo un poco, ¿nadie ha caído en que ganamos el Mundial en la Ciudad (City) del Fútbol (Soccer) de Johannesburgo? ¿Casualidad? ¿Complot? ¿Doping? ¿San Iniesta? ¿Dios, digo, Iker? ¿Por qué nombran a Iker en la gala de los 40 Principales en vez de darle el FIFA Balón D'Or, a él, oh capitán mi capitán, que nos salvó ante Robben, que le paró penalties a Paraguay, que siempre está pero no termina de caer bien? ¿A qué huele la Navidad? ¿Las flores de Pascua , "pascueros" en mi tierra, viven después del 7 de enero? ¿Qué le pido a los Reyes? Zalú, musha zalú... Y, si puede ser, un Tiguan. A off, que degenero y me parece entender en el tuiter que Piqué le dice a Puyol que lo ve "molt enamorat". Uy,uy,uy,uy,uy....

viernes, 3 de diciembre de 2010

A pensar en el Mundial 2030

Como supongo que la lógica bloguera impone que diga algo, lo diré. Aunque lo que diga no es realmente lo que quisiera decir, porque la prudencia, la deportividad y la educación obligan. Quien vea aquí excusas, puede darle a la crucecita de arriba, a la derecha. No pretendo razonar la derrota. Sólo dejar sensaciones personales, para quien las necesite. La primera: se nos ha escapado un sueño, otro más, de esos que uno no espera nunca cumplir y que pasan de cerca una vez en la vida: para mí, personalmente, poder organizar en mi país un Mundial, después de haberlo ganado, era un reto personal, una ilusión profesional, un sueño. En él pensé más tiempo que, estando en Sudáfrica, lo hice en ganar Copa del Mundo. La Copa nos cayó del cielo, casi sin creérnoslo. El Mundial 2018 en la península ibérica (no había sedes posibles en nuestras islas). lo habíamos mascado, lo habíamos imaginado, habíamos contado que en ese año caerían los 43, una edad estupenda para vivir en casa un Campeonato del Mundo. El sueño se esfumó.

Más sensaciones: hemos perdido una oportunidad sin igual para nuestro país. Ilusión, negocio, puestos de trabajo, oportunidades para muchos, mejoras generales en el país, más ilusión... Sólo quien haya vivido un Mundial de cerca, o cuatro como en mi caso, sabe lo que rodea al mayor espectáculo deportivo del planeta.

Y otra sensación para terminar: me da que hoy hemos aprendido que esto del fútbol, de las relaciones internacionales y de la política deportiva es más que hacer bien las cosas, que querer, que presentarte con honestidad, que ser compañero, que gozar de buen talante, que ser un grupo decente de gentes de fútbol. Dije hace algún post que si nos daban el Mundial habría que agradecérselo a Ángel María Villar. Hoy digo sin miedo que creo que debemos agradecerle su lucha, por las formas y por el fondo (si escribo que al menos yo creo que estamos ante el hombre que ha hecho más por mejorar nuestro fútbol patrio en su historia, seguro que alguien piensa mal de mí. Admito opiniones en contra, con nombres y apellidos de opciones distintas, claro. No admito insultos, por cierto). La tristeza que rodeba ayer a la expedición era tristeza por el mal momento que seguro estará pasando el presidente de la RFEF, aunque diga lo contrario. Estaba convencido de la palabra de sus compañeros, los que iban a darle su respaldo. Darte así con la realidad, después de tanto tiempo en esto, no es fácil. Levantarte, como lo hará él en dos o tres días, que dicen quienes le conocen mejor, está al alcance de pocos.

Los tres próximos mundiales nos son incómodos: Brasil, Rusia, y Catar con sus estadios del futuro (la RAE ha dicho que con "C", no con "Q"). El otro día, explicándole a Pablo, mi ahijado (por cierto, a sus seis años y medio tiene mucha calidad en sus botas, velocidad y una visión de juego extraordinaria, que asusta por inusual. Le vi jugar en el equipo de La Garena, contra el Avance, en Alcalá de Henares, y puedo afirmar con objetiva rotundidad que será mejor futbolista cuanto más estudie)... Digo, que se me cae la baba, que le explicaba a Pablo que iba a Suiza a ver si conseguía que España organizara un Mundial (él no entiende por qué tiene que ser cada cuatro años y no jugarse permanentemente, como la Liga). Le decía que si nos lo daban, cuando el tuviera trece años podría ver todos los partidos del Mundial en España, si se portaba bien de aquí al 2018. Supongo que mi compadre Javi ya habrá cogido el mapamundi donde Pablo se estudia los países del mundo para señalarle donde está Catar (Rusia lo controla, seguro). Si seguimos imponiendo la lógica fifica, el 2026 tendría que ir a Oceanía (hoy he leído que Blatter lleva los mundiales donde los lleva porque sueña con el Nobel de la Paz). Contando con que, tal como los rusos afirman, Rusia es tan Europa como Asia, lo mismo no olemos un Mundial europeo hasta el 2030. A Pablo le pillará hecho un joven brillante: lo mismo hasta lo juega con la Roja. Si es así, seguimos teniendo mundiales, rojas y fútbol, el padrino irá a donde sea, seguro, pero no como brillante enviado espacial de nadie, me lo prometo . Si todo va bien, será mi noveno mundial. Mejor dejo de hablar solo. Feliz puente, y recordad los geniales versos de Cela: "el puente tiene tres ojos, y yo dos solamente. Pero si me cuento el ojo del culo, tengo los mismos que el puente". A off.