miércoles, 3 de julio de 2013

El juguetón inagotable

Julio 2011. Se montó en el avión y durmió del tirón entre Madrid y Bogotá, mientras el resto revoloteábamos inquietos camino del Mundial Sub-20 de Colombia. El bebé del grupo despertó para el aterrizaje, nos presentamos, empezó a enredar, y no ha parado, que yo le haya visto, hasta el día de hoy, que se pondrá serio, nerviosillo aunque lo intente disimular con su sonrisa de veinteañero ligoncete, para firmar por el mejor club del mundo.

Isco es un juguetón incansable, agotador, cansino. Es un malagueño perita. Es un futbolista de la calle, aunque digan que ya no existen, de los que son felices con un balón en los pies. De los que ríen inventando maldades en los terrenos de juego. De los que trabaja, prueba, ensaya, hasta aprender el regate más difícil, el tiro a puerta que entra lamiendo la escuadra, el balonazo al botellín de agua más lejano. De los que baja corriendo del bus, pide una pelota a los utilleros, y pisa el césped con ansiedad, imaginando siempre cómo atacar la portería contraria jugando al más difícil todavía con los colegas.

Isco es alegría dentro y fuera de los terrenos de juego. Es aire fresco para el Real Madrid, para la Selección Nacional. Jamás olvidaré la sonrisa ilusionada de Vicente del Bosque, en Schruns (Austria), un día que el novato inventaba pases de artista en un rondo, recién llegado a la Absoluta, antes del Europeo de 2012, para entrenar unos días con los mayores. Pronto volverá para quedarse, y juntar genio con Iniesta, Silva, Mata, Pedro, Navas, etc…

Ha elegido como todos hubiéramos elegido, cuando fuimos niños. Ha cumplido el sueño de cualquier chaval de los que juegan al fútbol en las calles del barrio, en Málaga, en el Arroyo la Miel. Si hubiera ido con Pellegrini, igual las cosas serían más fáciles, pero futbolistas como Isco están hechos para desafiar los retos más grandes.

Siempre que creo que debo, le guachapeo que esté tranquilo, "que esto es sólo el principio". Espero que ahora Isco siga aprendiendo, él sabe que está en la edad, y se pegue con lapa los grandes: a Iker, a Ramos, a Zidane (el hombre que silenciaba a los Camachos), a los referentes de fútbol y del club dentro y fuera del Bernabéu. Ahora, que los niños quieren ser Isco, me gustaría que escuchara a Fernando Hierro (oéoé), a José Emilio Santamaría, a las leyendas que enseñan en las entrañas del Estadio qué es el Real Madrid. Si pudiera, sé que elegiría el 10 para la camiseta. No sé si el 22 lo dejarán libre. A mí me gustaría para él la camiseta del 7. No por Cristiano, por Juan Gómez, fuengiroleño universal. Imagino al niño correteando por el Bernabéu cuando atrona el “Illa, illa, illa,… Juanito, maravilla”, y se me pone carne como pollo. A él, también. Seguro.

domingo, 2 de diciembre de 2012

La reforma sanidal

(éste no es un artículo a favor o en contra de los recortes o el sistema sanitario, c.......onste)


Años ha, era yo un inexperto cocinero, hacia un gazpacho, y no tuve otra ocurrencia que meter el indice entre las aspas de la batidora, a tocar el punto del mejunje. Mientras el dedo derecho palpaba, el izquierdo pulsó a batir y el tajo fue monumental.

Salí corriendo con mi dedo tajado y entre mareos llegué al hospital de la Cruz Roja en Reina Victoria. A punto del desmayo les expliqué a cuatro operarios con bata blanca que andaban de tertulia futbolera en la recepción.

Interrumpidos en su debate, miraron molestos al intruso: "tiene que ir a urgencias", espetó el Operario 1. Intenté explicar que no sabia donde ir y que el dedo chorreaba, pero el Operario 2 no me dejó: "aquí no atendemos esos temas. Vaya a urgencias".

Salí a Reina Victoria y miré el corte. Había parado de sangrar. Volví a casa y tire el gazpacho rojo.

Hoy, iba yo de domingo zen al Parque Santander cuando me topé con un corro de la patata formado por padres, operarios de bata blanca y niños desconcertados. Protestaban por los recortes, supongo, en la puerta del mencionado Hospital. Al grito de: "que le den por el culo a la reforma sanidal"... No debía rimarles "sanitaria", así que inventaron vocablo. O igual querían protestar por todo, así en genérico, antes de ir a ponerse púos al Donostiarra.

El Operario 1 (yo no olvido caras y afrentas, ni de coña) se me acercó, a pedir firma al transeúnte perdido, y animar a que me uniera al corro y los gritos. Pensé explicarle por qué no le iba a apoyar. Pero estaba zen, así que le dije que yo solo firmo para temas importantes, y seguí hacia mi tumbona al sol invernal. Y que te den por el culo a ti, también, majo. Pensé. Mal hecho, lo sé. Hubo un tiempo en que no atendías urgencias si no era tu negocio porque la tertulia y fútbol eran el privilegio de los Operarios relajados. Qué bien vivíamos cuando vivíamos bien, verdad?

miércoles, 7 de noviembre de 2012

viernes, 2 de noviembre de 2012

Locura transitoria (ver a partir del 4'02")

            

Momentos únicos que uno no espera disfrutar, y contar. Minuto 121 de la vuelta del play off clasificatorio para el Campeonato de Europa de Selecciones Femeninas. Jugamos contra Escocia y hay que ganar. España no está en la fase final hace quince años. Empatamos a 2-2, fallamos a continuación un penalti, el árbitro prolonga un minuto sobre los 120 de partidos, y...

miércoles, 24 de octubre de 2012

El juego

Que nadie se enfade. Es simpático. Y estas cosas no las hace Marca, por favor. Es una ficción muy divertida.