miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mi nuevo libro


Se titula “Los cien mejores, únicos y primeros blós de Hablando Solo”, y no lo voy a editar, que arrasaría en todas las librerías, es edición exclusiva para mis amigos, los que estáis desde mayo aguantando mis habladurías solitarias, supongo que por fe, por amistad, por curiosidad. El bebebló es nuevemesino y lo cuido con cariño porque es mi ventanita al mundo. Me divierte, me relaja, me motiva, me mantiene activo. Si me indignan los atropellos al periodismo o al madridismo que conozco, escribo. Si me tropiezo con algo que quiero compartir con los míos, escribo. Si encuentro historias interesantes, escribo. Si puedo aportar algo de luz sobre algún tema jurídico-deportivo, escribo. Si se me ocurre alguna chorrada, escribo.

Y escribiendo, escribiendo, llega mi idea número cien, casi a las puertas de los treinta y cinco tacos, en vísperas de unas felices navidades, del discurso del Rey, a ver qué cara tiene, el hombre, que está pachucho; de los bogavantes, unos calzoncillos nuevos y el Cointreau de Nochebuena, de los verdiales del San Cayetano del Día de los Inocentes, del José Mota y la maldita uva asesina que se atraganta en Nochevieja. De Caldea en Año Nuevo, de los tortazos en Grand Valira si no hace menos de -10 grados y no hay hielo (que luego, me caigo siempre justo delante de mi ahijado Pablo, y no quiero que se cachondee más de mí). De los Reyes Magos, del nuevo año, de la vuelta a la feliz rutina, con o sin rebajas al 300%.

Si miro los datos de visitas al bló no son millonarios, ni milenarios (no sé si el palabro es el adecuado para el uso concreto), pero me da igual. Más de cinco mil personas distintas (prefiero decir personas que ipés), no sé si por error o conscientes, han pasado por Hablando Solo. Me parece una barbaridad, porque escribo para mis amigos y la gente de buena voluntad, aunque el resto no se lo crea y se indignen si digo “A mí, plin”. Conste: miro los datos de visitas por saber el interés de la gente. Y me sorprende saber que os gustó mi loa a los camperos de mi Málaga, que reinventara al Quijote en pleno centro de Madrid, atascado en Plaza de Castilla, y las historias que os conté desde Sudáfrica y Trinidad (no fui a Tobago, y no fue por ser “tó vago”. Chiste malo, lo sé, pero me lo merezco, como Michel el viejo). Las increíbles revelaciones sobre el Abuelito y Heidi desde Schruns (no estoy resfriado, gracias) también impactaron. Le tengo cariño al día que desde el sufrimiento de no sé qué campo de fútbol sudafricano se me ocurrió inventar aquello de “La magia roja”, para superar lo de “la furia”. Sé que he defendido a Iker más de lo que debería, pero no es tema discutible. Igual que lo de Mounaldo, Mounaccio, Moutodo, San Yosé el de los mazapanes. Me resulta curioso que sea tan visitado el bló en el que dije que, en el fondo, la Copa de Europa, la Orejona, volvía a casa cuando iba al Bernabéu (a cuento de la polémica estúpida de la final de la Champions en Chamartín). Málaga, el Málaga, me duele y me ilusiona, ahora que tenemos jeque-jeque (este año no estamos centrados en la Copa del Rey, conste. Tenemos otros objetivos). Hablando de dolores: el ciclismo me preocupa, pero hoy no es el día. Sí debo agradecer que mis amigos hayan seguido mis escarceos por algún tema ciclista más o menos trascendente. Y no me olvido de mi derecho deportivo, el que trabajo en el Máster como puedo, que sé que debería cuidarlo más, debería abordarlo más. No es fácil, por la materia en cuestión y por el sitio desde el que suelo escribir.

Me miro el ombligo y pido perdón por ello, por este artículo meta-lingüístico, que diría el profe, por hacer balance, alegrarme de este tan inolvidable como inesperado 2010 y tirar palante. Me piro de vacaciones y dejo el bló en paz; paso a off (me mola la expresión tuitera) en las redes sociales, y a dormir, leer, vacacionar sin pantallas de ordenador, a poder ser, más que lo estrictamente necesario. Tengo que prepararme. El 2011 viene tan intenso como divertido. Ya os contaré. Epílogo: a los que leéis con cariño, gracias (prometo que no habrá más entrevistas exclusivas con Jabulanis y vuvuzelas). A los que leéis sin cariño, decidme si puedo hacer algo por vuestro cariño, je, sin pasarse pidiendo, que la cosa tá mu mala. A todos, para que veáis que cumplo mis própositos de año nuevo y aprendí inglés en este año ya envejecido: ¡¡japi crismas everibodi an everigüer an prosper year niu!!

domingo, 19 de diciembre de 2010

La Quinta del rondito

El primer día, los vi entrenar en la Ciudad del Fútbol y me asusté. A finales de mayo, los veintitrés se juntaron para ganar el Mundial, y los entrenamientos consistían en cinco minutos de carrera para calentar, un par de ejercicios físicos para justificar, y dale al rondito: ronditos de todas las clases inimaginables. Los había por grupos contra uno que intentaba robar el balón, con mini porterías en cuatro equipos, con porterías y porteros a medio campo,... Con ronditos, calentamiento y remates a puerta se completaban día a día los entrenamientos, en la Ciudad del Fútbol, en Schruns (recordemos, donde vive Heidi) y en Potchefstroom (recordamos, tormenta de tapitas del cocinero, en idioma boer).

Llegaron las críticas después de los bolos preparatorios de Austria, y yo las ignoré porque me encontraba con unas sesiones de entrenamiento espectaculares: a base de ronditos, pero espectaculares. Recuerdo una, en Schruns, un día que llovía, en el que arranqué con "olés" solitarios y congelados ante la precisión de los toques, la brillantez de los controles (y más, estando por medio el Jabulani, bendito Jabulani), la intensidad de los cuarenta y cinco minutos de trabajo. Aquel día me dije a mi mismo: "estos disfrutan como cochinos jugando al fútbol. Y lo hacen de maravilla". No pensé que podríamos ganar el Mundial, pero creo que aquella jornada, en aquel campito de pueblo alpino empezó a gestarse en mi cabeza inquieta la normalidad con la que asumimos el triunfo en el Soccer City (Ciudad del Fútbol) de Johannesburgo.

El rondito, disgrego, se basa en un principio elemental del fútbol, uno que nos enseña el míster cuando tenemos once o doce años: toque y desmarque de apoyo, toque y desmarque de apoyo, toque y desmarque apoyo, hasta que aparece el hueco, y entonces tocas y tiras un desmarque de ruptura, para encarar al rival.

Este concepto, tan básico como difícil de aplicar, es el que nos sirvió para maravillar al mundo en Sudáfrica, y el que le sirve al Barça para ir de cinco en cinco (pocos son, con lo que juegan). Parece fácil, pero no lo es: hay que tener jugadores que te milimetren los pases, que inventen con el control, que tengan ojos en el cogote, que disfruten jugando al fútbol como niños. Y hay que aplaudirles cuando no les sale con quince años, cuando llega un veterano y les da una leche para que se dejen de toquecitos. Puede llegar un autobusero como Mounaccio, cerrarte todas las puertas con candados y que ese día no aciertes con la llave, te gane un partido y te eche de la Champions. Puede sorprenderte un Robben a la contra, y si no tienes a Iker Casillas, el justo merecedor del Balón de Oro, te meta dos goles y te quite la Copa. Pero lo normal es que si eres un vocacional artista del rondito eficaz (no confundir con bicicletitas inútiles), y las cosas te salen medianamente, en esto del fútbol, triunfes. Si encima, va el rival y no aprovecha que puedes estar cansado, o disfrutando de la Copa del Mundo, y te pone enfrente al entrenador que más te motiva para seguir teniendo retos, asunto resuelto. La fórmula no tiene misterios: Campeones del Mundo + Mejor jugador del Mundo + Motivación = el resto, que se peleen por el trofeo de la galleta, por construir hoteles, por comprar aeropuertos o por las migajas que deje la Quinta del Rondito. This is furbo, coño!!!!!

martes, 14 de diciembre de 2010

La quincena del trinque

Debería estar indignadísimo. El tufo a mierda que larga todo lo que tiene que ver con el dopaje es como para salir corriendo: en medio del temporal pienso en la cantidad de nuestros deportistas que son gente sana, limpia, que no se dopa. Eso sí, si fuera un prestigioso videobloguero del más afamado diario deportivo amsterdamiano (Holanda), no dejaría títere con cabeza, hablando del deporte español. Un buen Vandenindan diría, en holandés: "vale que fuímos un poco puercos en la final del Soccer City, pero no nos metemos de (metemen de totten, en flamenco)". Insisto, si lo pensara, me indignaría.

Pero es Navidad. Mejor, pre-navidad. Estamos en semanas de trinque, y los periodistas deportivos madrileños (supongo que en todos lados será parecido), y los que los rodeamos, estamos, están, anestesiados pensando en qué regalo (trinque o gañote, en el argot), darán en la comida del Atleti y la del Madrid (gracias por la invitación informática. No puedo ir), o si habrá agenda de la Liga en la comida de la Liga (no sé si las siguen haciendo), en la cena de la Federación (no sé qué regalo darán. Investigo el tema), en cómo cambiar los turnos para ir a todas, en quien le explica al jefe que las cenas de la empresa no pueden coincidir con aquellas, citas informativas de alto nivel (con trinque, con trinque). Los años de Calderón, Ramón (¿se puede decir "Ramón Calderón" sin que te cierren el bebeblog?), el Real Madrid regaló una bici ortopédica que aún danza en la Cala del Moral, en el piso de la familia Muñoz en la playa malagueña, y una cámara de fotos Nikon, actual herramienta de trabajo personal. Aún así, prometo que no soy muy de estas cosas: demasiada gente, demasiado ruido para tan poco canapé (hace años, el Real Madrid daba un famoso cocido madrileño en el hotel Mindanao, pero ahora montan el chou en el palco del estadio, creo. Y en la última que estuve, por error mío y obligado, por error mio, los canapés eran virtuales. Terminé muerto de hambre, cabreao, abroncao con razón por los compis que no fueron, pero con cámara de fotos). Diré que hay reconocidos y prestigiosos especialistas en asistir a todas: gente que, por lo general, no aparece en una rueda de prensa durante el año pero se siente legitimada para estar, en primera fila y/o mesa presidencial, aplaudiendo el discurso del mandamás de turno (hubo en su tiempo una constituida Peña del Gañote, que ignoro si continúa abierta y revoloteando).

Me molan más las cenas de empresa. Obvio las anécdotas recurrentes: el jefe soplao, la silenciosa compañera que se destapa como brillante organizadora de congas, el currito más que achispao que aprovecha pa cantarle las cuarenta al jefe soplao,... No me resisto a dejar por escrito, por si un día se me olvida, la imagen de un jefe de cuyo nombre prometo no acordarme (no me sale, y llevo diez minutos pensándolo) que se pasó la noche brindando de mesa en mesa al grito de "Vivaajjjjpaña" (Viva España). Creo que luego bailó pasodobles, pero esto no lo vi. Ésta en cuestión no me apasionó, no debí ir. Error. En general, se me dan bien las cenas de empresa, las disfruto, las aprovecho, pague o no pague la empresa (que éste es debate de alta tensión entre los compis, siempre. Hasta el más callao tiene opinión). Te ríes del día a día, de los problemas, de las dificultades.... Te acercas a gente a la que no es fácil hacerlo durante el horario laboral. Haces compañeros, te ganas algún amigo. Recuerdo con cariño la de Radio Voz, antes de que nos echaran a casi todos, o la de Radio España, inolvidable. Inolvidable. A las de Radio Marca creo recordar que no fui. Las del Real Madrid no fueron fáciles: cada una con un jefe distinto, y con el casco antimisiles puesto, por si surgía un Naningate o similar en mitad de la cena. El año pasado, ZP no hizo para los desempleados, o yo no me enteré. Supongo que por la crisis y porque Rubalcaba no estaba para tener la idea. Por eso, éste tengo en mente el martes o miércoles que viene: buenos compañeros, buena empresa, buen menú, seguro, y un lugar excepcional: la Ciudad del Fútbol. Por cierto, que hablando de todo un poco, ¿nadie ha caído en que ganamos el Mundial en la Ciudad (City) del Fútbol (Soccer) de Johannesburgo? ¿Casualidad? ¿Complot? ¿Doping? ¿San Iniesta? ¿Dios, digo, Iker? ¿Por qué nombran a Iker en la gala de los 40 Principales en vez de darle el FIFA Balón D'Or, a él, oh capitán mi capitán, que nos salvó ante Robben, que le paró penalties a Paraguay, que siempre está pero no termina de caer bien? ¿A qué huele la Navidad? ¿Las flores de Pascua , "pascueros" en mi tierra, viven después del 7 de enero? ¿Qué le pido a los Reyes? Zalú, musha zalú... Y, si puede ser, un Tiguan. A off, que degenero y me parece entender en el tuiter que Piqué le dice a Puyol que lo ve "molt enamorat". Uy,uy,uy,uy,uy....

viernes, 3 de diciembre de 2010

A pensar en el Mundial 2030

Como supongo que la lógica bloguera impone que diga algo, lo diré. Aunque lo que diga no es realmente lo que quisiera decir, porque la prudencia, la deportividad y la educación obligan. Quien vea aquí excusas, puede darle a la crucecita de arriba, a la derecha. No pretendo razonar la derrota. Sólo dejar sensaciones personales, para quien las necesite. La primera: se nos ha escapado un sueño, otro más, de esos que uno no espera nunca cumplir y que pasan de cerca una vez en la vida: para mí, personalmente, poder organizar en mi país un Mundial, después de haberlo ganado, era un reto personal, una ilusión profesional, un sueño. En él pensé más tiempo que, estando en Sudáfrica, lo hice en ganar Copa del Mundo. La Copa nos cayó del cielo, casi sin creérnoslo. El Mundial 2018 en la península ibérica (no había sedes posibles en nuestras islas). lo habíamos mascado, lo habíamos imaginado, habíamos contado que en ese año caerían los 43, una edad estupenda para vivir en casa un Campeonato del Mundo. El sueño se esfumó.

Más sensaciones: hemos perdido una oportunidad sin igual para nuestro país. Ilusión, negocio, puestos de trabajo, oportunidades para muchos, mejoras generales en el país, más ilusión... Sólo quien haya vivido un Mundial de cerca, o cuatro como en mi caso, sabe lo que rodea al mayor espectáculo deportivo del planeta.

Y otra sensación para terminar: me da que hoy hemos aprendido que esto del fútbol, de las relaciones internacionales y de la política deportiva es más que hacer bien las cosas, que querer, que presentarte con honestidad, que ser compañero, que gozar de buen talante, que ser un grupo decente de gentes de fútbol. Dije hace algún post que si nos daban el Mundial habría que agradecérselo a Ángel María Villar. Hoy digo sin miedo que creo que debemos agradecerle su lucha, por las formas y por el fondo (si escribo que al menos yo creo que estamos ante el hombre que ha hecho más por mejorar nuestro fútbol patrio en su historia, seguro que alguien piensa mal de mí. Admito opiniones en contra, con nombres y apellidos de opciones distintas, claro. No admito insultos, por cierto). La tristeza que rodeba ayer a la expedición era tristeza por el mal momento que seguro estará pasando el presidente de la RFEF, aunque diga lo contrario. Estaba convencido de la palabra de sus compañeros, los que iban a darle su respaldo. Darte así con la realidad, después de tanto tiempo en esto, no es fácil. Levantarte, como lo hará él en dos o tres días, que dicen quienes le conocen mejor, está al alcance de pocos.

Los tres próximos mundiales nos son incómodos: Brasil, Rusia, y Catar con sus estadios del futuro (la RAE ha dicho que con "C", no con "Q"). El otro día, explicándole a Pablo, mi ahijado (por cierto, a sus seis años y medio tiene mucha calidad en sus botas, velocidad y una visión de juego extraordinaria, que asusta por inusual. Le vi jugar en el equipo de La Garena, contra el Avance, en Alcalá de Henares, y puedo afirmar con objetiva rotundidad que será mejor futbolista cuanto más estudie)... Digo, que se me cae la baba, que le explicaba a Pablo que iba a Suiza a ver si conseguía que España organizara un Mundial (él no entiende por qué tiene que ser cada cuatro años y no jugarse permanentemente, como la Liga). Le decía que si nos lo daban, cuando el tuviera trece años podría ver todos los partidos del Mundial en España, si se portaba bien de aquí al 2018. Supongo que mi compadre Javi ya habrá cogido el mapamundi donde Pablo se estudia los países del mundo para señalarle donde está Catar (Rusia lo controla, seguro). Si seguimos imponiendo la lógica fifica, el 2026 tendría que ir a Oceanía (hoy he leído que Blatter lleva los mundiales donde los lleva porque sueña con el Nobel de la Paz). Contando con que, tal como los rusos afirman, Rusia es tan Europa como Asia, lo mismo no olemos un Mundial europeo hasta el 2030. A Pablo le pillará hecho un joven brillante: lo mismo hasta lo juega con la Roja. Si es así, seguimos teniendo mundiales, rojas y fútbol, el padrino irá a donde sea, seguro, pero no como brillante enviado espacial de nadie, me lo prometo . Si todo va bien, será mi noveno mundial. Mejor dejo de hablar solo. Feliz puente, y recordad los geniales versos de Cela: "el puente tiene tres ojos, y yo dos solamente. Pero si me cuento el ojo del culo, tengo los mismos que el puente". A off.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Ahora o ahora, manifiesto por un Málaga mejor

Vuelo en el AVE, caminito a Málaga, e imagino que al llegar al Vialia (me gustaría más que hubiera calado lo de "María Zambrano"), me encuentro una ciudad nueva: Paco, el alcalde, se ha hecho tuitero. Y Adbu... Ibnh... el jeque-jeque ha fichado a un entrenador de nivel, no un desconocido "que no tenía ni idea de lo que es la Liga" (¿qué diferencia hay entre el conocimiento que pudiera tener Jesualdo y el que tenga San Yosé, ninguno de los cuales había entrenado nunca en España? Bueno, es igual, hoy no analizo topicazos mediáticos).

Pellegrini es ya nuestro galáctico, mientras se recupera Rondón, y en tanto en cuanto alguien le enseñe a Quincy "Yons" que al fútbol se juega con un balón para todos, no uno por cabeza. Yo tengo fe en Iván González, cuando no esté lesionado, y me gustaron "Papelito" y Juanmi, o Juanma. Pero no tengo datos suficientes para evaluar las calidades de la plantilla, más allá de la evidencia que dejan los últimos partidos: no tuvimos centro del campo. Traducido al lenguaje de "Manolo", como llamaba hoy un tuitero paisano a Pellegrini: no tenemos Riquelmes, ni Sennas, ni nada parecido que haga carburar al resto. Pero, insisto, no pretendía yo hoy analizar la plantilla.

Tampoco pretendo topicar sobre el ingeniero chileno, pero sí rezo por el delegado, si lo hay, del diario deportivo madrileño que tiene un director videobloguero. Digo que rezo por el corresponsal en Málaga porque supongo que la ira enfermiza del susodicho no descansó cuando las urgencias, el Barça y don Florentino (con Valdano callado y escondido diciendo eso de pío-pío que yo no fui el que lo trajo), largaron al técnico del Real Madrid. Pero ése no es el objeto de mis habladurías de tren. Lo siento por los periodistas, sí.

Hoy, que tenemos técnico de prestigio, que el jeque-jeque-jeque (no me sale el nombre, lo siento y sí me dan ganas de escuchar chunda-chunda) ha dicho que guarda pasta para fichar en diciembre, que alguno ya se imagina el año que viene escuchando en Martiricos la música de Zadok, el sacerdote, mientras la lona-balón de las estrellitas ondea en el centro del campo, justo encima del cauce del Guadalmedina,... Hoy quiero reclamar para éste nuestro Málaga un poco (un mucho) de colaboración: porque siempre hemos sido con el equipo demasiado exigentes, demasiado ilusos, demasiado descreídos, y poquito de arrimar el hombro, de callar, de esperar y apoyar.

Supongo que alguien me gritará para decir que la gente del Málaga paga su abono, que es muy caro, y que jamás ha tenido alegrías. Yo digo que contribuir a hacer un proyecto deportivo, un proyecto de élite para un club de fútbol es algo más que pagar el abono, siempre carísimo, y quejarse porque uno tiene derecho, que lo pone en el carné ("el poseedor de este carnet puede acceder al estadio y quejarse sin límite"): convendría que se implicara todo el mundo en esta batalla, ahora que ha venido uno de fuera a poner la pasta que nadie de casa quiso o pudo poner. La pasta es fundamental. Pero se necesitan además, tranquilidad para, con la pasta, acertar en los pilares del proyecto: supongo que le harán caso a Pellegrini cuando establezca las bases para recuperar una cantera que no hace tanto nos ha dado futbolistas de calidad. O cuando proponga una dirección deportiva profesional, y no un tío que ficha porque tiene nombre de futbolista con pasado malaguista, algún cursillo, y origen malagueño, a poder ser.

Démosle tiempo y confianza a los profesionales, ya que le dimos dinero para gastarse en un proyecto que potencie la cantera, que fiche con sentido, que piense a medio plazo. Copiemos el ejemplo del Villarreal, que creció desde la nada con el dinero de los azulejos pero con la mente de señores como José Manuel Llaneza, Manuel Pellegrini, etc... Pero no queramos que los frutos broten mañana, démonos un tiempo razonable de apoyo, incondicional, sin evaluaciones ni en la grada de la Rosaleda, ni en el Sur, ni en la peña o el bar, ni en la tertulia del Procono o la radio de Paco Cañete (no sé si el maestro sigue dando guerra y si existe Procono, pero se me entiende, ¿no?).

Hagamos del campo de fútbol un estadio fuerte, mientras nos dan el Mundial 2018, nos eligen para ser sede y nos construyen la Nueva Rosaleda, allí por el Puerto de la Torre, en cinco o seis años, no más. Entonces, quizá, si estos señores aciertan, tengamos un estadio del Siglo XXI que no huela a río, un club que produzca jugadores de primera en el Atlético Malagueño, o como se llame; quizá si nos damos ese plazo de cinco años, entonces podremos vislumbrar un equipo de primera, como dice el himno, de los que viven cómodamente entre los diez primeros, compite en Europa con normalidad y mete miedo a los grandes porque les gana sin que nadie en los diarios deportivos nacionales se sorprenda (comencemos aplaudiendo más a nuestro Málaga que al Real Madrid y al Barça, no como ahora). Pido paciencia, implicación, apoyo, serenidad, ganas de tener un Málaga mejor, como el Unicaja, nuestro ejemplo recurrente.

Pido una afición con madurez para vivir entre los grandes, pido unos medios de comunicación razonables, sin forofeos (los periodistas, asumámoslo, jamás sabremos más que los profesionales, los que se dedican a entrenar, a gestionar). Pido unos políticos que ayuden (aunque mi ideal sería un deporte autosuficiente, sin ingerencias de las instituciones públicas, entiendo que en Málaga, el Málaga necesita de los políticos), unos políticos que ayuden sin necesidad de ir al palco a figurar aunque se aburran porque el fútbol no les gusta, ni lo entienden, a un año vista de las municipales. Pido unión, y me siento legitimado para hacerlo como el que más porque hablo solo, porque me partí la ceja derecha con el traje del Málaga hace más de treinta años, sin tener ni cinco, creo, y porque guardo en mis tesoros de niñez la entrada del último partido del CD Málaga, ante la SD Compostela, cuando aún iba al colegio con mis colegas de siempre, a la EGB, creo. Aquel día, de no sé qué año vimos morir nuestro club y éramos cuatro en la grada. Yo estaba allí, y aunque ahora no vaya a la Rosaleda porque la distancia lo impide, quiero saber que en mi casa juega al fútbol un grande. Grande, como mi tierra. La mejó. Ole.

jueves, 4 de noviembre de 2010

De Copas


Dificilmente puedo decir algo, al menos hoy, que esta imagen vale, seguro, más que millones de palabras. Eso sí: entre papá y mamá, claramente, la dorada, que me sigue embobando. No quiero sanas envidias, que la expresión me provoca conflictos semánticos. Mañana os cuento más de las dos: hoy conocí a la Euro, y tiene algún detalle curioso.

sábado, 23 de octubre de 2010

El gesto

¿De verdad alguien cree que Vicente del Bosque, el discreto, el moderado, el prudente, el de la timidez bien entendida, el... Vicente del Bosque, el que conocemos... De verdad alguien piensa que se saltó el estricto y real protocolo por su cuenta y riesgo, en un arrebato de emoción incontrolable, para acudir al graderío a recoger de la mano a Luis Aragonés, Luis Aragonés, y colocarlo a su lado en la foto de los Premiados? ¿De verdad?
Ayer, mi primera reacción fue preguntar si Luis está enfermo, o tenía algún problema físico. Lo noté como apagado, aún en el momento álgido de la cuestión. Me dijeron que no, que no le pasa nada, nada más, aparte de su congénito "pasodetodoymedatodoigualynomemocionoporná". Mi segunda reacción fue curiosear, hasta que me crucé con el maestro Luis del Olmo y me vino a la mente una frase que siempre le atribuí: "La mejor improvisación es la que está escrita". A poco que uno olisquea, percibe que el gesto no fue improvisado, que Del Bosque y los jugadores no hubieran roto el protocolo de la ceremonia sin pacto anterior. Y a poco que uno conoce los entresijos de las mentes pensantes de estos territorios, adivina que el gesto, ése gesto por el que de nuevo le aplauden hoy todos los palmeros de siempre, es suyo porque lo ejecutó bien. Pero no es sólo suyo. Quien lo pensó, quien lo ideó, lo hizo para revertir la cuestión, y de donde alguien quiso hacer un problema (Aragonés, acoplao sorpresa en el evento), el ideólogo encontró una oportunidad de, como por la noche decía Vicente, "dar la imagen de unión en el fútbol español".

Vicente leyó prudente el discurso que tenía preparado sin saltarse una coma. Antes, recogió el diploma de manos del Príncipe, y ejecutó, mientras los jugadores, que parecían saber que el míster iba a acudir a buscar a Luis, no acertaban qué hacer (mirad cómo Javi Martínez no sabía pa donde tirar en esos segundos eternos). Luego, el salmantino dejó que se colocara entre él y Luis el presidente de la RFEF, y cuando le preguntamos por el gesto, volvió a su moderación habitual: "había que dar imagen de unión en el fútbol español", me dijo al menos a mí. Aunque no he podido preguntar a quien me puede responder, imagino que la Fundación, la Casa Real, don Felipe, conocían de antemano el gesto, y lo aprobaron. Por todo ello, hoy me sorprendo (ingenuo yo) con los aplausos uniformes al técnico, al que tenemos que aplaudir día sí y día también, por otras muchas cuestiones, bondades y logros. Pero, creo que por el gesto en sí, a medias. Creo que alguien debería ir más allá. Entiendo es cuestión de ganas, y de interés: vamos, que nadie las tiene, y prefiere quedarse con una bonita verdad a medias. Pero en fin, dejémoslo.


Quiero aprovechar el paso por Oviedo para dejar constancia de varios temitas de la crónica social. Uno: me impactó la delgadez de doña Letizia. Dos: me preocupa que Saritísima se cree una imagen mala, porque es la novia de España igual que Vicente es el abuelo de España (todas querrían ser la elegida por Iker, y ella lo es). Va estirada y distante, y me dicen que ella no es así. Le dejamos un tiempo prudente de aclimatación al cargo: Iker, que ya es maestro de estas cosas, le dirá que sonría, y que simpatice con la gente. Si no lo hace, mal rollo.

Tres: no entiendo la presencia de los Valdanos de la vida entre los invitados a los Premios. Salvo por llamar la atención, y creo que esta cita no lo necesita. Me sorprende divisar a tanto televisivo en el patio de butacas del Campoamor. Los Premios no los necesitan. Me indigna que, con tanta gente de la tierra que deseará, supongo, estar en ese lugar, por raíces, por amor, por costumbre, porque son sus premios, los de su casa,... se regalen butacas a caras bonitas sin relación con el sarao. Por llamar la atención, supongo. Y cuatro: Oviedo no es mi lugar favorito de Asturias, pero me sigue pareciendo una ciudad señora, una Vetusta por la que no pasan los siglos ni las modas. Sólo por sus calles se puede mirar un culo sin pudor (momento al que corresponde la imagen 2), y sin que te insulte la propietaria, fotografiarse con él, o cruzarse con Woody Allen (que se parece a Jabo Irureta, en la imagen 1) y pasear un momento a su lado, sin mediar palabra, ni saxofón. Así, mejor, en silencio, que si coge carrerilla puede ser mu cansino, el hombre. Como sus pelis.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Idioteces baratas, desde 3.000 euros

Antes, no me molestaban. Tampoco me hacían gracia, pero los dejaba pasar, sin más. Desde que el individuo con gorrito de caganet se quiso lanzar sobre nuestra Copa del Mundo en el Soccer City, el pasado 11 de julio, no los aguanto. Aquel, por lo visto, es profesional de esto, y le deben de importar poco las multas. Imagino su tarjeta de visita: “Fulanito de las Narices” (no me da la gana citarlo), “Espontáneo. Salto a cualquier campo de fútbol del mundo, y en el momento más inoportuno. Por un módico precio, puedo ponerme tu publicidad en la camiseta. Para desnudos, consultar ofertas. Precio especial si me patrocinas el culo”.

El del martes en el Bernabéu, sin embargo, no me parecía un “profezioná”. Más bien afisionaillo de tres al cuarto. Al tiempo que los guardias de seguridad mostraban sus carencias físicas, si de correr o esprintar hablamos, éste enseñaba sus poderes: “Yo soy Superman”. El tipo se debió ver cantando a dúo con Bustamante. O como protagonista feliz del videoblog de algún director de periódico. Se vió lanzado a la fama, recibido por las más altas instancias deportivo-político-sociales a nivel mundial, después de recorrer el césped inmaculado del Bernabéu, por donde pisa San Ce Erre.

Eso sí, a buen seguro que no se vio en comisaría, donde las fuerzas de seguridad del estado lo debieron acompañar ipso facto. O en el juzgado, cuando se declare el juicio, y le expliquen que, a poco que se aplique la ley, le tocará sacar el fajo de billete. Estoy convencido de que estos pájaros, como otros que se lanzan al césped alegremente, por hacer la gracia con los coleguitas, no saben lo que les espera. La ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, en su artículo 2.1.d) define como “acto o conducta violenta en el deporte, la irrupción no autorizada en los terrenos de juego”. Más abajo, en el capítulo de saciones, se califica dicha conducta violenta como “infracción grave”. Y establece una multa para la gracia de entre 3.000’01 y 60.000 euros. Además, al margen de otras acciones, desde el punto de vista penal, que se podrían ejercitar en función de la gravedad de la gracia, se establece la prohibición de acceso a recintos deportivos de entre 6 meses y 2 años.

Vamos, que el Superman del otro día, a poco que el juez sea benévolo, va a tener que soltar un mínimo de 3.000 euros (que pueden ser más). Y que se olvide, por un tiempo, de volver al fútbol. Tengo dudas de que, aún sabiendo lo que les espera, los macarras que deciden hacer la gracia se corten. Pero, al menos, si entre todos dejamos claras las consecuencias, a los niños sin malear de hoy en día, a alguno, le quitaremos las ganas de hacerse el simpático saltando a un campo de fútbol. Y de paso, nos evitamos el espectáculo lamentable de cuatro guardias asfixiados hasta que placan al interfecto.

P.D.: la UEFA multará al Real Madrid por el asunto, pero descargo al club de más responsabilidad que ésta, porque en materia de seguridad ha dado muestras más que suficientes de trabajar de manera extraordinaria.

sábado, 16 de octubre de 2010

"Cui jodiest?"

Me parto y me mondo (grande, el Luisma), con los editoriales de los Pereozdicos deportivos sabatinos. Sí: mea culpa (hoy tiro mucho de mi sobresaliente en Latín de 2º de BUP). Por leer (emocionada enhorabuena a mi admirado Edurado Mendoza. ¿Qué diría Gurb si volviera estos días a la tierra?). Leer según que diarios deportivos madrileños perjudica gravemente la salud, al menos a mí. Pero hoy quería tomarme el cafelito sabatino sabiendo qué se decía de la ausencia de los campeones del mundo en los Premios Príncipes de Asturias (me atrevo a decir, sin miedo a equivocarme, que la distinción es la más prestigiosa que tenemos a nivel nacional, ¿o no?).

Antes de rajar: una máxima. Afirmo, rotundamente: según un sondeo elaborado por Hablando Solo, me consta que una parte de los veintitrés campeones del mundo quería, deseaba estar en Oviedo el próximo viernes. Doy fe. No lo creo, lo sé. Ahí queda ezo, Maria Tereza (grandes, Flo y el otro; de la chica rubia, no hago declaraciones).

También antes de rajar: una certeza. Los Premios no deslucen porque los jugadores falten. Creo que en esta historia pierden más ellos que la institución. Cuando pase el tiempo, y recuerden que tuvieron la oportunidad única en la vida de asistir al Campoamor como galardonados, se arrepentirán. Si no lo están haciendo ya, que son jóvenes e inconscientes a ratos.

Y una realidad: estaremos Vicente del Bosque, dando el discurso y recogiendo el premio, ¡¡¡¡¡y yo!!! ¡¡¡Sí, amigos!!! Son mis primeros premios Príncipes de Asturias, como informador, pero bueno, mientras no lo reciban las chicas de la Sub17, brillantes medalla de bronce en el Mundial de T&T, tendré que ir a currar.

La rajada: me dan casi tanto asquito los argumentos de los periodistas atrincherados, como lo que oí anoche en la tele, mientras cenaba agradablemente con unos amigos (estaba puesto el Jorgejavié con la princesa del pueblo). Traduzco libremente la personal lectura rápida de los editoriales: el del Plus se queja de lo lamentable del asunto, porque la culpa de todo es del jefe de Mediapro, que ha puesto los horarios a su antojo, para fastidiar los Premios. Lo único sensato que apunta es que en esta historia, los entrenadores han cumplido con su papel: "Si yo decido, no van". Es obvio que, como en todos lados, si manda patrón, no manda marinero (Guardiola y Mou, que yo sepa, son marineros). Pero ahora voy con eso. Porque el del periódico de enfrente, de cuyo nombre no voy a acordarme por higiene, tímido como no ha sido nunca, le echa el muertecito del problema a la RFEF y a la Liga: "cambien el calendario, cambien el calendario". ¿Por qué un editorialista tan virulento, tan Güiliangualas de la vida y el deporte, tan Robinjú de las causas blancas, se refugia en un susurro para solucionar el asunto? Sin querer confirmar el dato, supongo que tanto uno como otro son jurado del Premio. Algo tenían que decir, los dos, claro.

Podría cerrar el asunto apuntando a mis responsables del tema: diré, tan sólo, que lo justo es que los máximos representantes de los clubes hubieran asumido la responsabilidad de la ausencia de los futbolistas en el premio. Don Florentino y el de Naik tiene la decisión última sobre el tema, en lo que al permiso se refiere. Más que nada porque dos instituciones como el Real Madrid y el FC Barcelona quedan muy retratadas, y salen feas, con esta jugada. Ellos verán. ¿Por qué no dicen nada? No sé. Pero sigo: el operador de televisión poseedor de los derechos de los partidos, que sugiere con fuerza para que la Liga dicte los horarios, ¿tiene beneficio en función de si los dos equipos juegan el sábado en vez del domingo? Personalmente, no se lo encuentro. La LFP, por su parte, tan reivindicativa cuando tiene que pedir dinero público de las quinielas para intentar maquillar sus cagadas presupuestarias, debería ser respetuosa con el evento en cuestión. El señor que le da el dinero de las quinielas a los clubes, el mismo que lidera la brillante lucha contra el dopaje en nuestro país, y que quiere ser el mejor alcalde, el rey... Él, como representante del Gobierno, ¿qué está haciendo para arreglar el embolao? Alguno dirá que no hablo de la Federación, "porque te paga": ¿qué puede hacer la Federación, que no tiene decisión en los calendarios, ni los horarios, ni puede presionar a los clubes, ni quiere ni debe presionar a los jugadores? Nada. Ir y recoger, orgullosa, el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes. Una vez en la vida.

Al final, y después del rollo patatero, termino donde al principio. Porque, al final, insisto, la cuestión se resuelve tirando del saber de los clásicos, de la máximas que el Derecho nos regala (ya he estudiado algo del Máster, je je), y de una pregunta recurrente cuando Grissom tenía que resolver un caso en el CSI de Las Vegas: "Cui prodest?", que si se traduce del latín significa: "¿A quien beneficia?". Mi particular remiendo a la frase reformula la cuestión: "¿A quien le jode que la Selección se lleve el cariño de las gentes, la atención de los medios, los premios por el trabajo bien hecho?". Yo tengo clara mi respuesta. No la digo, que me canean. Pero, insisto, como si fuera Florentino Peñafiel en su trono: ahí lo dejo, Maria Tereza.

jueves, 14 de octubre de 2010

Proceso gripal más alucinaciones

Perdón, que es desagradable, pedo no teggo ota maneda de expezadlo: moqueo, toso, me flojean las piernas... Ya que estoy en las últimas, por fin, dejadme decir que soy crítico con los topicazos del dialecto deportivo-periodístico. Reprocho en público a quien usa frases del tipo: "los jugadores ya sólo piensan en...". Lamento que la noticia deportiva del día sea: "el Real Bollullos ha entrenado a puerta cerrada..."; me desquicio cuando la información de cabecera es: " La duda es Fulanito, que atraviesa un proceso gripal". ¿No es más fácil decir "tiene gripe"? Bueno, es igual, no echaré culpas a los partes médicos, que la responsabilidad es de los vagos que los transcriben. De vuelta de Glasgow y Edimburgo (bonita, su Royal Mille), la noticia del dia, de mi día, la más importante para mí, claro, pues para eso yo soy casi lo más importante en mi vida, es que atravieso un leve "proceso gripal", para que se me entienda. Y por eso, moqueo y deliro. Deliro y escribo, para que conste si realmente soñé, o no.

Doctor, me ocurre que creo leer que le han ofrecido a Bardem protagonizar la peli de los mineros, y que la arrendadora del piso a un drogadicto famoso vende "material potentísimo", y que la Pantoja de Sevilla va al juzgado a que le abran no sé qué por blanqueo de capitales. ¿Qué tengo, doctor? Realitis, tiene realitis, me diría resignado, y no tiene cura. Total, que si me pongo al día, a esta hora, por ejemplo, en las profundidades de la güé del Mundo, la noticia de que los precios suben este mes otro 2'1% está en la sección de "Otros", al lado de la sección "Sin morbo", que está justo por encima de "Noticias realmente importantes". En ésta, compruebo que Zetapé pacta con el Peeneuve los presupuestos, o la legislatura, o un refugio seguro donde meterse cuando se le acabe el chollo. Yo qué sé. En la sección "Trinques", leo que los directivos de una caja de una Comunidad cualquiera se pagaron viajitos por tres millones de euros a costa de los ahorradores. Y en la de "Mierdas y Misterios por resolver", habla la AMA, no confundir con la amá, ni el opá; es la KGB del dopaje, el MI5 de los anabolizantes, el FBI de los ciclistas malos. La memoria me flaquea con los mocos: ¿Lissaveztky, nuestro Capitán América del dopaje, vive, o ahora se ha mimetizado con Clark Clent y es el que dice que quiere ser el mejor alcalde, el rey? Aún no oí, por cierto, que Alberto reconociera su parte de responsabilidad por la cagada de zamparse un filetito de origen desconocido. Es igual. Paso de líos. Uf, me están dando ganas de vomitar... ¿Fiebre? ¿Tendrá algo que ver que he puesto la tele comercial? Apago, remato esto, y me descargo legalmente los capítulos del Doctor Mateo, que me los perdí con tanta vuelta al mundo, y que son un somnífero genial mezclados con Frenadol Jot Lemon (lea las instrucciones antes de tomarse veinticinco del tirón, y consulte con su médico o psicólogo si ve a Belenesteban vestida de monja)

viernes, 8 de octubre de 2010

¡¡¡Yo soy campeón, campeón, campeón...!!!


Que recuerde, la última vez que estuve en Salamanca, Bobo Vieri (¡¡¡tan goleador y tan eso!!!) salió del Helmántico pronunciando una frase que pasaría al anecdotario futbolero hispano: "e la prima ve qui marco cuatri chicharri y perdo una partita". Obvio, sólo le podía pasar eso al Atlético, que cayó ante la Unión por 5-4. El estadio sigue igual, no han pasado los años, diez u once, desde aquello.

Hago punto y aparte para evitar suspiros de padrino cebolleta y hablo solo tirao en una terraza de la Plaza del Corrillo, pegada a la Mayor, mientras un grupo de andaluces se fotografía con una promocional bandera rojigualda de Cruzcampo (yo soy más de Alhambra, pero la primera es "Orgullosa Patrocinadora de los Campeones del Mundo"). La paz estudiosa y diurna de esta ciudadela universitaria la altera el ruido de la Marea Roja desde el chiringuito de Clubseleccion.tv en la Plaza Mayor (disgresión publicitaria: en directo retransmitimos los partidos de España Absoluta, Sub21 y Fútbol Sala. Y hablo yo. Solo no, con Rosety). Pasean replicantes de Villa con el siete de España, de Torres con el nueve de España, de Iker con el uno de España... En la mañana charrúa ganamos en presencia a los cuatro lituanos que han superado la noche salmantina. Anoche tuve que soportar a uno, borracho como una cuba, y queriendo convencerme de que Franco y Hitler "ar gud", de que eran ultras "gud" y de que el saludo nazi es divertido. Ojalá no se hayan recuperado de la trompa que cogieron, y nos los evitamos en el estadio, por lo que pueda pasar. Ah, dejaré escrito que, cuando dejaron de darme el coñazo, me perdí paseando por las callejuelas del centro, y prometo haber creído teletransportarme siglos atrás. Cuando te chocas sin querer con la Casa de las Conchas, y no tienes necesidad de encontrar la ranita de las narices (que es un sapo), sigues paseando y la Catedral Nueva te recibe grandota y callada, lo siguiente que esperas es que a la vuelta de la esquina, el Capitán Alatriste te salude al pasar con un gesto de su sombrero de alota ancha.

El caso es que, cuando el solecillo no me rebaja el ritmo cardíaco a cero pulsaciones, me da por recordar que hace poco, cuando jugaba la Roja, nos inundaban ingleses, franceses, argentinos, italianos... a los que mirábamos con envidia. Les sacábamos un empate, a ellos, campeones del mundo, y tan contentos. Hoy jugamos por primera vez en casa con la estrella amarilla en el pecho de la Roja (este verano, ha sido un tatuaje recurrente, lo prometo). Mientras los informadores se afanan en echar de menos a Xavi, en dramatizar con la puyita marinera de Sergio Ramos (que se prepare, que el Senado va a debatir con carácter de urgencia, y en una sesión extraordinaria, su gravísimo ataque a la libertad idiomática patria), en recordar que hace un mes perdimos un amistoso en el campo de River, en preparar para la semana que viene las quejas del Virus FIFA sin rubor cuando España ha sufrido el Virus Liga (éste es otro tema del que espero no hablar)... Digo, mientras los Mouriódicos deportivos van a lo suyo, la afición se estrena en comunión con su equipo como orgullosos campeones del mundo. España es campeona del mundo. Los españoles futboleros somos campeones del mundo, algo que a las gentes nos produce un estado de alegría tontuna pero incontenible, y que tenemos que vivir, disfrutar, gritar (me contaban ayer empleados de la Federación que hay peticiones para recibir a la Copa del Mundo de toda España). Por eso, ahora, cuando termine de Hablar Solo como los locos, me voy a la Plaza Mayor a ver si la monto, pa que los guiris se rindan a nuestro dominio planetario: ¡¡¡¡Yo soy campeón, cam-pe-ón, cam-pe-ón...!!!!

viernes, 1 de octubre de 2010

La cagaste, Burtlancaster...


No sé por qué le creo, pero supongo que le creo, aunque a estas alturas de la peli, no pongo la mano en el fuego ni por Alberto ni por casi, casi nadie, en esto del deporte. Pero bueno, le creo. Y si aceptamos que le creo, que le creo por vagancia, quizá, no puedo más que repensar: "vaya cagada del colega".

Resulta que yo, simple cronista mortal, me he tirao un mes en Sudáfrica y otro en Trinidad sin Tobago cepillándome los dientes con agua embotellada, he visto cómo el doc de las niñas de bronce del fútbol español controlaba con mimo su alimentación, he retirado de sus mesas jarras de agua con hielo desconocido que les plantaron porque alguien se olvidó de las botellitas precintadas del agua de la marca de Coca-Cola, que es la que regalaba la FIFA... Sin estar en la élite, he soportado los sinsabores de la precaución: por evitar lo que Alberto afirma es una contaminación alimenticia. Sé lo que es el control exhaustivo de su alimentación, sus hábitos, su vida...porque se la he escuchado con indignación, entre otros, a muchos ciclistas como Alberto, a los que una ley de una Agencia que se llama la AMA les obliga a estar localizados los 365 días del año (algo que me parece atenta contra los derechos más elementales de cualquier persona, pero ése hoy no es el tema). Y ahora resulta que un tri-ganador de Tour, un ciclista de élite, un tío que se sabe en el punto de mira, con un equipo que está sosteniendo la bandera del ciclismo limpio, va y se zampa un puñetero filete de ternera sin controlar porque el médico, que novato no es, se los trae de la carnicería "Pepefiletes" y, claro, donde se ponga la carne ibérica, que se quiten los filédebef gabachos. Venga, no me j.... Alberto, no me j... por favor.

Desde el cariño, Alberto, tronco: que un día te llamé, nada más ganar tu primer Tour, y sin conocerme de te viniste al Bernabéu a que te hiciera el otro Tour, el del estadio a doce euros. Gratis. Apareciste con tu hermano Fran, te fotografiaste con tó Dios, me dedicaste un autógrafo pa mi colega de siempre José María Quintana, que es el que me enseña de ciclismo de carretera y baches, y hoy seguro que le has jodido el día; le tiraste unos penaltis a tu hermano en la hierba del estadio, para tí solito, confesaste lo sufrido de tu día a día... Yo, Alberto, soy tu incondicional a muerte, desde ese día de 2007, maldito año. Aunque luego dejaras de responder mensajes, y te hicieras del Tuiter para parecerte a Armstrong. Alberto, yo, a muerte contigo.

Pero colega, los colegas como yo estamos para decir lo que pensamos, y no los topicazos de la farándula circense que ahora salta a las trincheras en las portadas de los papeles esos que antes parecían periódicos: esto es un cagadón como las revueltas del Tourmalet. Déjame que no saque fanatismo patrio para confesar que si te sancionan me encadeno entre Pinto y Valdemoro. Permíteme que hoy no te mande otro mensaje más a través del Twitter, esa poderosa arma para seguidores incondicionales. Hoy no te voy a contestar, no te voy a animar. Quizá sí a Fran, que él andará tan jodido como tú, que es más hermano que socio, me da. Ayer le mandé un abrazo a Pereiro, abrazo que querría destinar a todos los ciclistas españoles que otra vez están temiendo por su puesto de trabajo, por su futuro, por su sustento. Hoy, Alberto, tú que eres culpable del renacer de este deporte, tienes una responsabilidad que no acaba cuando proclamas tu inocencia en el Telediario, ni en el Twitter, ni ante el mundo entero. Hoy, adorado Alberto, tu tristeza no me vale. Querido Contador, asume tu responsabilidad con la sencilla elegancia de los vencedores. Tienes buenos asesores, y alguno, incluso, de los que sabe de esto aunque sea sieso pa aburrir. Convendría que alguien te hubiera aconsejado que pidieras perdón, además de proclamar tu inocencia con carita del niño bueno que eres: admirado campeón, la has cagado, por el p... filete o por quien te diera el p... filete, o por quien le vendiera el p... filete al veterano y extraño inconsciente. A las duras y a las maduras, Alberto. A las duras, y a las maduras.

viernes, 24 de septiembre de 2010

El almirante lo debió flipar

No me imagino, o sí, a Colón, encontrándose con la isla como el que se cruza con un billete de cinco euros, y apuntando en su cuaderno de bitácora: "Otra piú. A ver, tripulazione (es que no sé en qué idioma hablaba Colón, ¿italiano?), reunione, que tenemi que ponerle nomine a ottro islotte desti". Tenía que ser una jartá de reir, los marinos deseando tomar tierra, y proponiendo sus nombres, o los de los colegas, de la familia, o alguno que les hiciera gracia. O a lo mejor, era cuestión de mandos, y Colón hacía lo que le venía en gana: "Hala, Isli di la Santísssima Trinitá. Y la di al ladi, io niente sé. ¿Ici que fuman?". Los Pinzones respondieron: "¿Qué van a fumá, efe, Tabaco, coño, Tabaco?".

Pienso en estas cosas porque a estas horas que en España es madrugada y aquí hay que hacer un ratito para dormir, y le he estado dando vueltas al mapa, a los topónimos de los pueblecillos y lugares que me he encontrado entre viaje y viaje a por los campos de entrenamiento de Dios: Aranguez (con ge), Gasparillo, Tortuga, Isla de Huevos, Mamon, Canaan, Manzanilla... Imagino a los señores navegantes, llegando a una isla verde, infranqueable por bosques tropicales sin final conocido, y corriendo para tomar posesión de sus tierras y de paso huir de las picaduras de los mosquitos y bichos variados: ¿se echarían algo éstos pa los mosquitos? Total, si en el siglo XXI, por más flus-flus que uno prueba, al final tiene las piernas acribilladas, en el siglo XV, los mosquitos se debían poner púos de españoles e italiani. No entiendo por qué no le pusieron a ningún lugar un nombre del tipo: "Estoyhastaloshuevosdelospuñeterosmosquitos".

El caso es que después de los españoles vinieron los holandeses, los ingleses,... To Dios, que quería tener un sitio donde descansar si no llegaban a Venezuela con el agua que cargaban desde el Continente Viejo, digo yo. Trajeron esclavos de África y La India, y ahora son las etnias que mandan. No tienen claro si quieren hablar inglés o prefieren el español (todos los países de sus alrededores, con los que tratan, hablan castellano, y el gobierno de aquí se está dejando la pasta para que los niños aprendan español. Curioso, tratándose de un idioma en decadencia en la España de las autonomías... Bueno, no sigo por ahí).

Trinidad y Tobago era un país pobre hasta que los de Repsol, supongo, encontraron petróleo y gas y montaron su chiringuito. Y no sé si fue peor el tema, porque ahora resulta que, por eso de los ritmos caribeños, que en parte lo entiendo por la caló y los tormentones, el personal aquí decidió que, teniendo petroléo, para que se iba a currar en otros temas. No cultivan, y eso que tienen agua pa aburrir. No fabrican nada. El sector servicios, lo que se dice servir, pues sí, "en fai minus", siempre en "fai minus" (una medida de tiempo que debe significar, "cuando me salga de los c...". Tienen petróleo, y además son zona de paso de la droga entre América y Europa. Se ve que alguna se queda, y se consume. Así, las calles están infectadas de fumaos que no tienen otra tarea que esa, fumar, o meterse de tó. No es que sean pobres porque no haya recursos, porque la isla sea pobre, es que lo que pillan losa colegas, se lo fuman.

El caso es que mi primer Caribe ha sido éste, y lo agradezco, porque es posible que jamás vuelva, pero he conocido una tierra de contrastes, de tormentas tropicales diarias, de playas paradisíacas... Un lugar que nos descubrió Colón a los europeos y que aún rinde cuentas a ese pasado tan pasado. No sé si al paso de la delegación RFEF las gentes del lugar nos saludan con cariño porque en su capital llevan nuestro nombre (aquí, el Colón bautista de turno no se lo curró: "¿esto que es? Un puerto, y ¿de donde venimos?, de España. A tomar por ahí: Puerto España"), o regalan sonrisas sin filtro por esa calma chicha en la que viven, o quizá porque somos campeones del mundo y la isla está sembrada de campos de fútbol y niños con la camiseta falsa de Liverpool de Torres. El fin de este pensamiento único es el siguiente: me alegro de haber puesto en el mapa mundi este montón de islitas tan curiosas. Me alegro. Hala, y ahora corre al gugel maps, IGNORANTE, que no sabes donde está Trinidad y Tobago y seguro que cae en el Trivial alguna pregunta (prometo haber explicado a periodistas que llamaban desde España que este país no está en África).

martes, 21 de septiembre de 2010

Éste, mi Mundial


Lo que estoy viviendo en Trinidad y Tobago (sólo Trinidad, en realidad), es toda una experiencia. No creo que sea capaz de explicarlo bien, pero tengo un rato, y lo voy a intentar. Es la primera vez que me meto en un equipo de fútbol, de lleno, dentro, en las entrañas. Como uno más, haciendo mi tarea, y ayudando en lo que puedo. La tarea, esto de la comunicación, me ha planteado nuevos retos: convencer a los medios, a los amigos de los medios, de que esto tiene algo de interés (bien mirado desde la óptica del periodista, yo que ahora estoy al otro lado). Intentar ayudar a que quien llama, venderle temas a los de fuera para que no se queden en lo obvio, intentar colar mi mensaje, si puedo,... Labor de comunicación, vamos.

Pero además, yendo un poco más allá, mi otra tarea está siendo cuidar de que las chicas aprendan a comunicar. Cierto que la carga de entrevistas y reportajes que exige la Sub17 Femenina no es excesiva, lo que me deja tiempo para practicar con ellas, y que corrijan cositas para mis reportajes de la http://www.rfef.es/, aprendan trucos que les harán llegar mejor a nosotros, los periodistas, encaren una entrevista con los datos necesarios, con el tono adecuado, con una palabra cariñosa con la que ganarnos a nosotros, los periodistas,... En esa tarea, me estoy encontrando unas chicas que no sólo asimilan mis consejos, sino que los ponen en práctica, y los agradecen, que es lo de menos, en el fondo, de verdad. Y puesto a esa tarea, me he involucrado en un grupo unido que es el que forman las chicas con los entrenadores, fisios, médico, utilleros, de un modo especial: me he sorprendido a mí mismo, yo que no soy especialmente cariñoso, poniendole hielo en el tobillo a una que se lo tuerce el día antes de la semifinal y al minuto sabe que se pierde el partido, buscando conversación amable con otra que no se recupera de una lesión y tampoco podrá jugar, haciendo de intérprete cabreado para todas cuando los camareros no les traen la leche caliente pal colacao, ayudándolas a cambiar cincuenta euros en titis (dólares trinitenses), intentando detectar cansancios, desánimos, aburrimientos, premiando con una entrevista a quien lo necesita para venirse arriba, gritándole de guasa a otra que me pone cara de "voy sobraita y estoy harta de reportajes"... Ayer le decía a mi compañero, maestro yedai de las artes feisbuqueras y tuiteras, y entre rebujito y rebujito, amigo de los grandes, Fernando Urra, que me he redescubierto en una vocación "educadora-comunicativa" que me llena por los frutos emocionales y prácticos que a corto plazo me rinde verlas sentirse bien, y por la intuición de que, con un método, esa vocación podría tener efectos beneficiosos para los niños y niñas futbolistas, que unos lo serán y otros no.

Anoche, le explicaba a una de ellas, después de que vieran Invictus, que el estadio de la peli, ése estadio donde Morgan Mandela, perdón, Nelson Freeman hace ganar a Sudáfrica el Mundial de Rugby de 1995, se llama Ellis Park. Y que ahí, España ganó dos partidos del Mundial de este verano. A otra le hablé del Apartheid, en un minuto, y entendió mejor la historia. Y así, a diario, desde el 5 de septiembre que llegué "como un tío que viene pa prensa y que no sabemos para qué viene". Mañana, hoy para vosotros, cuando jueguen las semifinales, estaré digiriendo cómo ha sido nuestro viaje en bus, inolvidables todos, como hemos entrado en el vestuario del estadio Ato Boldon de Couva, como he chocado la mano a algunas que sé que buscan complicidad, las que no son más tímidas que yo (entre las más tímidas y yo, la relación es jodida). Si ganan, me emocionaré por ellas, y por mí... No por meterme en otra final de Mundial, que con una al año andaba yo servido: en realidad no sé por qué me emocionaré tanto. ¿Se lo merecen? Pues creo que sí, pero no soy objetivo. No sé bien cómo juegan las surcoreanas (algo sí, y debería ser optimista). Quizá ocurra que, si lo ganan, éste sí será en parte, un poquito mío. A lo mejor es eso, sí. O quizá, que esto es fútbol sin cuentos ni historias, fútbol en esencia, el verdadero fútbol y me ha enganchado. En realidad, no lo sé. Ya contaré, si me aclaro.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mi viaje al no Caribe

Resulta que estoy al sur del Caribe, sí. A quince o veinte kilómetros de playas caribeñas, sí. En una isla, del Caribe, sí. Y como si estuviera en Leganés. Con tormentas más puntuales que el AVE al mediodia, borchorno hasta de noche, humedad sanísima para abrir los poros, calor para aburrir, y sin embargo, viviendo una experiencia única.

Porque resulta que el fútbol es algo más que la derrota de España en el campo de River, que supongo que habrá quien pida que nos arranquemos y devolvamos la estrella de la Roja, y el Príncipe de Asturias de los Deportes, (disgresión: no entiendo por qué se lo dan a la Selección Nacional Absoluta y no a la Real Federación Española de Fútbol, que es el ente. ¿Se lo darían al Real Madrid, o al primer equipo del Real Madrid?). Digo: que estoy viviendo una experiencia única desde que me colaron de rondón, o me colé, mejor, en la expedición de la Selección Nacional Femenina Sub17 que juega el Mundial en Trinidad y Tobago. De "Media Officer", que dicen los señores de la FIFA. Convivir con un equipo de deportistas de élite, a su edad, en femenino, pero no menos élite que la élite habitual, me está abriendo los ojos sobre el día a día real de cualquier grupo como éste. Una realidad en la que lo externo tiene poca importancia cuando marcas horarios exigentes para amanecer, dieta exigente para alimentarse, tiempos de ocio contados, unas normas de convivencia que tienen su historia... Y todo, llevado siempre con ánimo, con alegría, con buen rollo (cabreos, haylos, los lógicos y normales). Porque el objetivo, ganar, ganar y ganar, lo merece.

La disciplina es importante, si no entendemos disciplina por látigo y griterio, sino por capacidad para adaptarse con rigor a las normas establecidas. Es un grupo en el que el respeto a la jerarquía es condición de entrada. Supongo que a base de muchas convivencias como éstas, la gente que rodea a las futbolistas se ha creado unas tradiciones que conviene aprender y seguir por salud general. Es un grupo en el que todos, a una, cargan, cargamos, bultos con el material de trabajo, en el que se comparten comidas, bebidas, calores, fríos,... Es una Selección alejada del glamour, supongo como todas las que no son la Absoluta. En la que todos arriman el hombro cuando se necesita, al margen de que cada cual cumpla con su papel. Nadie mira por encima del hombro a nadie, se gana al rival pero luego se le sonríe con amabilidad si compartes ascensor, o comedor,...

Éste es un Mundial en el que estoy aprendiendo a marchas forzadas cómo vive una Selección, un equipo, un grupo de deportistas: quizá no lo esté explicando bien. Desde dentro, comprendes situaciones que eran inexplicables estando en la tribuna de la prensa: por ejemplo, entiendes la sensación que genera que esté esperando un compañero periodista y no puedas encontrar a la futbolista que lo tiene que atender. Te das cuenta de la importancia de no alterar los hábitos y rutinas de grupo por asuntos como una entrevista, una rueda de prensa, una visita inesperada del famoso o invitado de turno,... O mejor, te das cuenta de cómo conviene aprovechar los tiempos, si es que apetece hacer bien las cosas, claro. Algo tan absurdo como un pin, lo que en caro se llama insignia, te puede abrir puertas hacia las relaciones diplomáticas más necesarias del mundo para arreglar un problema.

Desde dentro, aprendes de la importancia de devolver un saludo a la gente que te sonríe y aplaude desde la calle, cuando vas en el "autobús nacional". Saludas tú que no eres nadie, pero saludas porque conviene ser educado, es gratis y quedas de maravilla con la gente. Aprendes de las bondades que acarrea tener gestos de complicidad con las personas que te aplauden por el uniforme que llevas, por el escudo del pecho, por el traje de "campeón del mundo, y con estilo". Insisto: igual no me estoy explicando bien, porque la perspectiva no es buena, en esta tarde de descanso que tenemos, después de ganar a Japón como los campeones, que titulé en http://www.rfef.es/; resulta que ellas tuvieron las oportunidades y nosotros marcamos los goles. Fue un cuatro a uno que nos debe servir para mejorar.

El caso es que no os puedo contar lo cristalinas que son las aguas de Maracas Beach, que es un playón caribeño que debe de haber cerca, porque no lo hemos ni olido. Espero verla antes de irnos. Tampoco puedo hablaros de las fiestas caribeñas, ni de la comida caribeña, ni de la bebida caribeña, ni de nada caribeño (desde el autobús te acercas un poquito a la realidad de esta zona, pero sólo un poquito). Espero avanzar en estos temas antes de volver, pero para mí, en este viaje, de verdad, se han abierto más horizontes que los puramente caribeños. Ya habrá tiempo, (prontito, por favor, ¿verdad?), de cumplir con viejos sueños en los que me veo tumbao en una hamaca, con los pies metidos en el mar verde que vi desde el avión (imagen de la derecha), y dando cuenta del listado de daikiris del Todo Incluido, a uno cada veinte minutos, que me los trae mi colega Yoni, al que le he untao con veinte dólares para que no se olvide de ninguno. Y de vez en cuando, me giro, me caigo de la hamaca directamente al Caribe, y cazo un bovagante, de tapita.

lunes, 30 de agosto de 2010

Mis etapones por Los Montes


Pues a mí me parece que la junta culata del Ferrari es culpable de los males de Alonso, porque, siempre le caen el muerto a los neumáticos, o al Picazo del equipo, o a Hamilton, pero nadie se ha fijado en la trocola del efe como se llame, el cochecito lerén del ovetense. Y además, me parece que Ricky debería jugar más, y que los del baloncesto le pueden ganar a USA.

Por otro lado, pienso que el pisha lo va a hacer de maravilla en la Ryder, aunque sea un borde redomado, y que el jeque-jeque del Málaga debería fichar a más gente, ya que dice que va a invertir, porque si no, nos vamos a Segunda con el Levante y alguno más. Además, anuncio con felicidad que el jueves me voy a Trinidad y Tobago, con la delegación de España que va a participar en el Mundial Sub17 femenino. Voy ilusionado porque, por primera vez, me adentro en la expedición, como uno más dentro del grupo, con los utilleros, los fisios, los médicos, los delegados, el médico, los entrenadores y seleccionadores y las chicas. Os lo contaré, y lo contaré a diario en www.rfef.es. Y además tendré tareas de encargado de prensa allí en el Mundial, mi segundo Mundial del año. Ya os contaré.

Ah, y además de todo, hoy estoy orgulloso. La Vuelta devuelve a los malagueños lo que los malagueños peleamos por el ciclismo, y reconoce a tanto aficionado que alguna vez se puso el reto de subir a los Montes. En una, dos o tres horas. No sé si lo intenté alguna vez con la Motoreta, o con la BH, que era la que me gustaba. Sí recuerdo que la subida a los Montes era la madre de todas la aventuras para los chavales que nos subíamos en la bici y queríamos ir más allá del Camino Suárez, o ya nos aburríamos yendo y viniendo al Paseo Marítimo, no más allá. Siempre pensamos que esa subida se merecía el cartel de 1ª Categoría. Al principio, apenas podíamos ponernos el reto de llegar al Mirador, para engañar al camarero de la Venta y que nos diera agua para hacer la bajada. Le enseñamos a la gente de fuera lo que era el "plato de los montes" y fuímos creciendo. Y cuando nos gustó la bici, la de carretera o la de montaña, nos lanzamos convencidos de lograr la proeza. La montaña nos ponía a cada cual en nuestro sitio. No recuerdo esos "etapones" sin mis colegas de siempre. Mi amigo José María Quintana, que es el profesional del ciclismo en el grupo, tenía espíritu de equipo y tiraba de mí hasta que yo no podía, algunas veces (creo que él ha llegado a subir la montaña en menos de una hora). Pero su ritmo siempre ha sido inalcanzable, y al final, cada uno subía al suyo. Hace años que no ataco el tema, pero entre mis recuerdos apunto los cuatro primeros kilómetros, que tienen pendientes del ocho y el nueve por ciento. Se medio llanea cuando uno pasa por encima de la A-7, y todo se hace cuesta arriba cuando encuentras las primeras ventas. Llegas al Mirador y si eres cicloturista sin pretensiones de establecer marca, paras a descansar y pensar si sigues. De paso miras a Málaga desde el cielo, y disfrutas (no te das cuenta de cuanto hasta que ni te acuerdas de cuando estuviste allí). Y si decides atacar, llaneas otro poco, pasas por los tuneles, te encuentras un par de rampas de las de atacar a lo Contador, y te creces. Pero te faltan los cuatro o cinco últimos kilómetros, que van entre árboles, y lo agradeces. Ahí ya sólo sueñas con la fuente, y llenar de agua justo antes de la Venta Garvey en el Alto del León. Queda "lo duro". De hecho, si te fijas, encontrarás en el suelo, pintado, un cartel a mano que te avisa: "Lo duro". Y es realmente duro. No sé si alguna rampa supera el diez por ciento, pero hoy alguno las va a pasar canutas. Ellos pasarán de largo sobre la fuente de agua fría que hay a doscientos metros del Alto (me apunta mi compadre Javi el nombre, que se me había ido, la Fuente de la Reina). Yo he llegado a llorar de emoción en ella. No sé si habré coronado Los Montes en bici cuatro o cinco veces, pero esos etapones los recuerdo con una emoción inexplicable. Hoy, cuando los ciclistas empiecen a dar riñonazos subiendo ese puerto de 16 kilómetros tan importante en nuestras juventudes, me darán ganas de darle al rodillo, a ver si lo ataco otra vez este invierno. Me acordaré de cómo bajamos curveando, de cuando aprendí de la importancia de ponerse el casco siempre, siempre; de una bici a la que tenía que cambiarle las marchas manualmente y de mis pajarones, de la bajada por Olías y la caló que he pasado por esas carreteras de mis sueños de ciclista afisionaillo. Hoy, paso de peleas de audiencia entre los de Sé Lo que Hicisteis y Tonterías las Justas. Gracias a la Vuelta...

P.D.: mis análisis polideportivos carentes de sentido del principio de esta habladuría son el único modo que he encontrado de no hablar del Real Madrid. Que me he prometido estar calladito. Y lo voy a conseguir.

lunes, 23 de agosto de 2010

El valor de los secundarios

No, no es filosofía, ni me disperso ni se me ha ido la chota, ahora que huyo de vacaciones dos o tres días, antes de lo de TT. El sábado me quedé con ganas de gritar “olé” solo, por lo del Barça (¿gritar olé en los estadios catalanes, por extensión, será delito a partir de la aprobación de la ley?). En realidad, es porque esos chicos, vestidos de azulgrana, juegan igual que nosotros, los campeones del mundo. Sólo que tienen a Daniel Alvés en el lateral derecho (yo me quedo con Sergio, por sentimiento patrio, si Ramos está bien), y a Messi, que dejaría a Pajarillo Loco de eterno suplente en la Roja si renunciara a su argentinidad y las leyes nos permitieran españolizarlo, más.

No me extiendo sobre los grandes en cuestión, ni tan siquiera para hablar de Pedro, Pedrito, don Pedro,… Un tío que busca un balón y esprinta, corre a cag… y esprinta, se va a dormir, y lo hace esprintando (grande Reina, me copiaste el comentario, hay testigos). Tampoco quiero hablar de Xavi, porque ya no sé qué decir de cada pase que inventa. Ni de lo que anticipa este equipo que junta a los dos centrales del Mundial, al niño a quien Vicente del Bosque quiere parecerse, a San Andrés de Fuentealbilla, a Villamaravilla (me ha salido una rima, y está currada, conste).

Ya me gustó el año pasado, le intuí buena pinta pero imaginé que, puestos a reforzar, le traerían a alguien que frenara su buen trabajar. Entre tanta estrella, tanto esprint, tanta genialidad, hoy quiero preguntaros: ¿Quién lleva el 19 en el Barça? ¿Quién es ese tío de la foto? Un tipo discreto, pero que cumple de maravillas, que se suma a la fiesta ofensiva a cuentagotas, porque su papel es el de los actores de reparto. En un equipo en el que todos atacan, incluso Gerard Piqué, los únicos que casi se dedican con exclusividad a defender son Carles Puyol, el hombre que puso en marcha el calendario puyoliano, y mi prota del día, Maxwell (¿cómo se escribe, cómo se apellida, de dónde viene, tiene Twitter?). Este jugador que creo brasileño, me suena que viene de Italia y tiene nombre de superagente chapucero, asume el papel de actor secundario con una eficacia extraordinaria (no en plan Bob, el de los Simpson). Resulta que tiene 29 años menos tres días (es mayor de lo que pensaba) y es atleta de cristo. En defensa cumple casi sin errores. Al menos, desde que le vengo siguiendo, no le he encontrado una pifia. Y al ataque se suma cuando la circulación de balón le obliga. Como decía antes, en un once en el que tan sólo pasan de atacar Valdés y Puyol (salvo para cabecear golazos de final), y donde, por tanto, hay que hacer muchas coberturas (Busquets, con el que le pongan al lado, lo hace genial, sorprendentemente genial), este chico de apellidos Scherrer Cabelino Andrade (toma ya) ha asumido con eficacia su trabajo, su papel, su rol. Supongo que Guardiola lo tendrá en estima, por más que haya fichado a Adriano para reforzar la zurda. A mí, desde luego, me parece que es su acierto, otro más del entrenador, ya que le están esperando, a ver si la caga, para echarle en cara lo de Ibrahimovic y lo de Chingr…. (como se llamara el de Ucrania, que no quiero rimas)

miércoles, 18 de agosto de 2010

Oda al campero de pollo

Debería estar paseando por el Real, por la calle Larios,
o tirao en la Plaza de la Merced, estos días que no hace musha caló y en la Feria se debe de estar de escándalo, en minúscula. O al menos podría andar en los cacharritos, mareando a los churumbeles de mis colegas de siempre. Y sin embargo, habito en Las Rozas, preparando un viaje a Trinidad y Tobago que anticipa experiencias increíbles. En Madrid el tiempo no es como para achicharrarse, pero entre preparos, echo de menos un campero de tó. ¿Y qué es un campero de tó? Pues un campero que lleva pollo, huevo, jamón de yó y tranchetes, mayonesa, ketchup, cebolla picá… ¿Y qué es un campero? Un campero es lo mejor del mundo. Lo mejor. Lo mejor.

Aparte de ser lo mejor, para los ignorantes, es un bocaillo que se hace con todo lo anterior, más un mollete de Antequera, que es un tipo de pan, y se pone en la plancha a tostar como si fuera un Kebab, pero sin ser un Kebab, sino siendo un campero. Podría ponerme a copiarlo, pero los molletes no se exportan. En el Carrefú hay comida india, comida china, comida paquistaní, comida paraguaya, comida congoleña,… Pero no hay molletes de Antequera. Y así es jodío, el tema. No lo entiendo. De verdad, no me cabe en la cabeza.

Resulta que exportamos a Fran Perea y a Antonio Banderas. Éste, nos devuelve los favores a los paisanos y le cambia el nombre a La Posada, la jode (sin explicación alguna), y nos deja sin un buen sitio pa ponerse uno púo en el centro de la ciudad. Y sin embargo, no monta un negocio mundial de “Camperos de Málaga”. Nos conoce el jeque-jeque, arrasamos con la Feria, que es la mejor, y la más popular de Andalucía. Nos reconocen por Michelle, que ha limpiado Marbella (gracias, señora Obama). Estamos en todos los rincones del planeta por obra y gracia de Picasso. Y sin embargo, nadie conoce nuestros camperos.

Entiendo que nos sea difícil explicar qué es la biznaga (huele bien, y está hecha de florecillas del campo, creo). Y ni os cuento con “El cenachero”, un señor vendedor de ¿pescao? que parece el esposo de la diosa de la justicia. Ambos dos son símbolos tradicionales de lo malagueño. De puertas para adentro. Como el campero. Con la diferencia de que un campero es lo mejor del mundo, si de papeo hablamos. Ahora es cuando mis amigos extra-malagueños, sobre todo los que estuvieron en la Feria de Málaga en Madrid de este pasado finde, me preguntan por qué les atiborré de rebujito, que no es malagueño aunque se beba como si lo fuera (la mezcla del vino dulce con el esprite no ha funcionado, y tampoco lo entiendo). Y no les hice camperos. No caí. Con la emoción de las canciones del Fari se nos pasó la Feria rápido. Ahora que uno recupera, y sabe que esta noche es víspera de festivo, y el Real reventará, echa de menos su campero de pollo. No los carricoches, no la pringue de las casetas de la juventú. No el concierto de Pimpinela. Ni los espetos, ni los calores, ni el waka-waka que se habrá ganado ser la canción de la Feria. ¡¡¡Quiero un campero, snif, snif!!!

viernes, 13 de agosto de 2010

Disen que hay, disen que hay...

¿Por qué, si me pasé dos días a burritos, estoy como un vaca/foca? De un taco, he conocido el Azteca, el yetlá y el mal de las alturas. Para subir a la grada del Coloso hay que caminar por unas rampas interminables, en las que se inspiró seguro el Soccer City, que el miércoles me dejaron sin aliento. ¿Por qué? Mi pésimo estado de forma, pero también la torta que me cayó encima con el cambio horario y los 2300 metros de altitud de la capital mejicana. De la que me marché triste. Me pasó lo que a Calamaro, que sólo "conosí el estadio asteca". En dos días, a entrenamientos, ruedas de prensa, ofrendas de Copa del Mundo y atascos, es imposible acercarse a la ciudad más grande que jamás conocí.

Ya aterrizando me vino a la memoria una legendaria frase de mis colegas de siempre, que cuando vienen a Madrid se pasan el viaje diciendo: "Oú vieo es que esto es mu grande". A mí me pasó con el Deefe. Es gigante desde el aire, interminable, infinito, con sus veinte millones de humanos y al menos otros tantos millones de vehículos. Prometo que jamás volveré a protestar en la M-30, ni en la A-6, ni menos en la atascada A-7 de Málaga. La ronda mexicana, el Periférico, es indescriptible. Huele a quemado (quienes conocen de mi anosmia sabrán que es extraordinario que este cronista hable de olores). Hay personas que se pasan en ella del orden de dos horas y media a diario. Siempre. Sin remedio. Y para recorrer cuarenta o cincuenta kilómetros. Oú vieo...

Me vengo triste por no haber disfrutado del Deefe, ni tan siquiera en su plaza de las Tres Culturas (oú vieo si es grande, que tiene tres, no una). No pude ver a la Virgen de Guadalupe, santuario de peregrinación mundial (la Copa sí estuvo con ella, es lo que tiene ser Copa del Mundo. Además, se conocen. Creo que es la tercera vez que la Copa va a visitar a la Virgen). Vi el Deefe a través del cristal del autobús. Sus anuncios gigantes, sus eternas manzanas de edificios de dos alturas, sus grandes carteles de señalización vial, sus revolucionarios nombres para las vías Insurgentes, Revolución,... Sus lemas publicitarios. Su colorido en las paredes grafiteadas con aparente orden. Incluso me encontré con una pirámide patrimonio de la humanidad: Cuilcuilco, con más de dos mil años de antiguedad (un montón de piedras volcánicas sin forma de pirámide, pero bueno, algo es algo. Además, dicen que era un observatorio astronómico. Qué afán tienen estos pueblos por las estrellas. ¡Nosotros tenemos una, estrella, digo!).

Pero como disen que hay, disen que hay un motivo para todo, mi motivo de este viaje es el Azteca. Ya pregunté antes de irnos quien se venía, y la respuesta me la dieron los chicos de la Roja. En sus tuiter, feisbús y todo eso tenéis la prueba de lo molesto que fue para todos ir al legendario recinto de Santa Úrsula en pésima-fecha-que-destierren-a-Villar-ya. Quedaron fascinados, o mejor, embobados, que fascinados suena a cursi. Como todos, con esa mole de cemento en la que caben ciento cinco mil personas (no tantos vehículos). No es un estadio nuevo, claro. Ni llamativo desde el exterior. Pero tiene leyenda, tiene historia, tiene esa luz única que ha quedado enmarcada en tantas imágenes de fútbol.

Rosety se emocionó nada más empezar la narración para Clubseleccion.tv. Y no es para menos. Volvía al Azteca veinticinco años después del Mundial de México. Ya me gustaría a mí volver a algún estadio, al Soccer City, dentro de veinte años. No me veo. Gaspar se emocionó porque él vivió esa final de Argentina contra Alemania, el partido de todos los tiempos. Supongo que ayer, en la delegación española, era de los pocos que repetían. El resto, nos dedicamos a decidir cual era la portería en la que el Diego marcó. Ni los de lugar se ponían de acuerdo. Supongo que para ellos, el Azteca es algo más que la sede de dos finales del Mundial. Personalmente, imaginé el estadio con aquella cámara cenital que hacía sombra sobre el césped. Ya no está. Lástima. Pero el sol, la luz, el color siguen siendo los de las fotos, los de la tele en sus imágenes de archivo agrietadas. Entendí que la mexicana fuera la afición más numerosa en el Mundial, en Sudáfrica. Quieren ser grandes en fútbol, ya que lo son en casi todo. Me gustó la fiesta del fútbol en el Azteca, con la gente llegando pronto, comiendo burritos, bebiendo ricos zumos de no sé qué... Cierto que la Tricolor engancha, aunque no juegue, y que en el Azteca celebraban su liberación de los colonizadores, hace doscientos años. Los que íbamos de invitados, allí vivimos fútbol, y la sensación de estar en un lugar donde se escribió la historia del fútbol. La hicieron Maradona y Pelé, que levantaron nuestra Copa al cielo nublado, tormentoso, turbio, del Deefe. Como Iker, el pasado miércoles. También la alzó para ofrecerla a la gentes del lugar.

Por todo eso y mucho más que no sé contar, por la sensación de haberme colado en la foto de una que será historia de nuestro fútbol, el viaje al Distrito Federal mereció la pena. Disen que hay segundas oportunidades. Personalmente creo que sólo en según qué ocasiones. Lo intento otro día con la visita turística. Bueno, de momento, creo que antes me voy a trabajar al Caribe, sí amigos, al Caribe, je je je... Ya os contaré. ¿Hay alguna canción de Calamaro para estadios caribeños del sur?

martes, 10 de agosto de 2010

¡¡¡Almodóvar, dona tus Oscars a la crisis!!!

Hola, soy Coco, y el chico de Hablando Solo me ha pedido que aproveche las doce horas de vuelo al Deefe para explicaros la diferencia entre lo público y lo privado. No lo haré, como habitualmente, con cabeceos y movimientos a lo "cerca" y "lejos", sino con ejemplos, que así queda más clarito. Hablamos de los dineros, claro. Y concretamente, del dinero de los españoles, nuestro dinero, el que se gastan los poderes después de que salga de nuestro bolsillo en estos tiempos de crisis, que hasta el monstruo de las galletas se tiene que conformar con las María de toa la vida, a él que le gustan más las Digestive, pero son caras, muy caras. Hablamos de ése dinero en relación con los dineros de las dichosas primas por ganar el Mundial para los futbolistas españoles, dinero que ha dado mucho que hablar en las orillas de todas las playas de España. O al menos, en la que trató de descansar Antonio.

Vamos allá, a ver si me supero. La FIFA es una entidad privada, que organiza un torneo que bien podría llamarse "torneo de la galleta" y tener por mascota a Triqui, pero se llama Mundial de Fútbol y Zakumi fue su último relaciones públicas. El torneo es una competición privada. Igual que Roland Garros, que el campeonato de parchis de Calaflores (Málaga), que las carreras de sacos de mi pueblo, que la Liga de Fútbol Profesional, que la liga de la Asociación de Clubes de Baloncesto... Los señores de la FIFA, que son mu espléndidos, dan premios para fomentar la participación, y medallitas y una copita de recuerdo. Los premios, la medallita y la copita los reciben los que participan y ganan.

Los que participan y ganan, en este caso, las Selecciones Nacionales, pertenecen a Federaciones deportivas. Las Federaciones deportivas españolas son entidades privadas. Repito: pri-va-das. Creo que esto, mi amigo Antonio lo ha explicado setenta y ocho veces, y yo lo tengo claro, pero os lo cuento de nuevo, yo que me explico mejor que Antonio. Jurídicamente, el término que las define es "entidades privadas con funciones públicas delegadas". Queda claro, por tanto lo de privado. Y lo de "funciones públicas delegadas" lo explico en cortito, pa no ser coñazo. Como nuestra Constitución dice que "los poderes públicos fomentarán el deporte", éstos no sabían cómo hacerlo en medio de la Transición, y las federaciones eran entidades ya con tradición de en muchos casos cerca de cien años, los poderes públicos dijeron: "Oigan, federaciones: háganme ustedes el favor de, en mi nombre, fomentar ustedes el deporte". Y eso hicieron. Para ello, los españoles, todos, les damos un dinero, una subvención pública. Ese dinero, público, lo tienen que destinar, obligatoriamente, las federaciones, a determinados fines: fomento de la práctica deportiva aficionada, mejoras en instalaciones deportivas,... Son fines fijados y que las federaciones tienen que justificar. Es decir, todos los años, presentan el recibo de que nuestro dinero se lo han gastado en los fines que les hemos fijado. Entre esos fines, desde luego, no está el pagar primas por torneos ganados a futbolistas de élite.

En muchas federaciones, la subvención pública supone la mayor parte de su presupuesto anual. En el caso de la española de fútbol, es el cuatro por ciento, más o menos. Es decir, que el dinero privado que genera por sus recursos propios la RFEF es el 96% de su presupuesto. En ésta epoca de títulos gordos, entre esos recursos propios, afortunadamente, podemos contar con los premios que, por ejemplo, nos han dado dos entidades privadas como la UEFA y la FIFA por ganar sus torneos de la galleta en 2008 y 2010. Esos dineros privados, de una entidad privada, que se lo entrega a otra entidad privada por ganar una competición privada, la RFEF lo reparte como quiere: y en el caso del premio por ganar el Mundial, la RFEF ha querido repartirlo, en gran parte, con los actores del triunfo (por razones que Antonio os explicará otro día). Queda claro, por tanto, que "los jugadores sí tienen vergüenza y no se quedan con nuestro dinero en época de crisis que hay que ver como se pueden dar esos premios por ganar al fútbol con lo mal que lo pasa la gente". Que la gente lo está pasando mal, sí. Que hay que ver que burrada de premio da la FIFA por ganar el Mundial, sí. Que alguien en nombre de los futbolistas ha negociado muy bien por ellos, sí. Pero ése dinero no es nuestro, no es de los españoles, es de la FIFA, que se lo da a la RFEF y ésta lo reparte entre los artífices del éxito. Podremos estar de acuerdo, o creeremos que ese dinero lo debía destinar la RFEF a paliar el extermino del pollo frito en Las Hurdes. Opinable. Pero ése dinero no es "nuestro dinero, el dinero de los españoles".

Sí es nuestro dinero, y aquí quería llegar Antonio y por eso le cedo la palabra (os recuerdo que hasta ahora el que escribe fue Coco, explicando la diferencia entre lo público y lo privado), por ejemplo, el que da nuestro Gobierno de España a toda pelicula que se precie de nuestro magnífico "cine español", siempre en crisis y deficitario salvo excepciones, honrosas o no. No hay filme, bueno o malo, pésimo, horrible u obra maestra, que no comience en sus títulos de crédito con los "Con la colaboración de TVE" (ente público, dinero público, dinero nuestro), y "Instituto Cinematográfico de no sé qué del Ministerio de Cultura" (público, público, público), y con la ayuda inestimable de "la Comunidad Autónoma de turno" (publiquísima), y por supuesto el ayuntamiento de turno con nuestro dinero público local, el que pagamos con las tasas de la basura, las multas de la hora de los coj... Supongo que los poderes públicos, que también deben fomentar la cultura, como el deporte, entienden que la manera idónea es darle pasta a los cineastas, propaganderos o independientes, me da igual. El cine español, en una parte significativa, sí se hace con nuestro dinero.

Y siendo así, ¿por qué no he oído nunca, a nadie, reclamar una parte de la taquilla cosechada por los productores privados después de hacer pelis con nuestro dinero público? O mejor, ¿por qué no reivindicar una parte de los pocos premios que les dan (no que nos damos, es decir, no de los Goya)? Si Amenábar tiene subvención pública, que no sé el caso concreto porque vamos en un avión camino del Deefe, ¿por qué no le pedimos que done una parte de su Óscar para causas nobles, como sí lo hacemos con los futbolistas? ¿por qué no reclamamos nuestra parte del pastel, con destino a bibliotecas? Si Almodóvar hace eso que él llama peliculas con nuestros impuestos, ¿por qué no demandamos que done una parte de lo que ganó con "Ol abou mai moder" para premiar a los niños que sean capaces de leerse el Quijote, que es de su pueblo? ¿O sólo son insensibles a la realidad crítica unos futbolistas, por el hecho de ser famosos, ricos y campeones del mundo? (sin molestarnos en preguntar qué hacen cada uno de ellos por ayudar al prójimo, a nivel particular). ¡¡¡Fuera topicazos, YA, por la Virgen de Guadalupe!!!

P.D.: no entro en el asunto del Hércules y el Betis porque no me parece el momento adecuado. Hablaré del tema cuando esto se enfríe, y recurriremos a Coco para que nos explique qué es un juez, qué es un fiscal y por qué lo normal es que jueces y fiscales tengan potestades "detectivescas" y no las tenga, ni las deba tener, una federación. Pero tengo curiosidad: ¿qué ha dicho sobre el tema el presidente de la AFE, que debería sacar la cara por la limpieza de los futbolistas españoles? ¡Camarero, unos tacos con tequila y guacamole!

P.D. (y 2): a ver si al menos esto vale para que ¡¡¡no me preguntéis qué me parece que los futbolistas ganen 600.00 euros por el Mundial y no los donen!!!