Según el Convenio de Coordinación vigente (Título I, Apartado IV), que establece reparto de competencias y relaciones entre la LFP y la RFEF, el calendario de la temporada lo elaboran los clubes y lo ratifica la federación. Eso sí, la práctica dice que antes se han reunido para consensuarlo y parece que, al menos últimamente, lo hacen sin problemas, porque ahora se llevan (no diré que bien, pero es mucho decir que se llevan; el interés y la paz obligan). El caso es que, puestos a elegir fechas, cierto es que cuando se fijó la de la final de Copa, alguien, en la federación o en los clubes, que tanto montan en esto, podía haber caído en los mandatos FIFA previos al Mundial, que impiden que Sevilla y Atlético dispongan de sus internacionales para jugar el partido más bonito del año.
Digo esto porque ahora, los de siempre, ignorantes incluidos, cargan el muerto a la Federación de la falta de fechas para jugar la final. Y algún bocazas con micrófono, como por ejemplo Antonio López, afirma a la ligera que "la Federación quiere que nos echen de la Europa lig para quitarse el problema de encima". Puestos a buscar soluciones, todos los listos del mundo deberían unirse a la comisión mixta Liga-RFEF que cada mes de junio elabora el calendario. Y en barras de bar, y en salas de prensa, saldrían ideólogos a mogollón con iluminaciones varias:
1) Que jueguen en agosto (ja-ja, dicen jugadores, técnicos, televisiones y público)
2) Que se reduzcan los equipos en Primera (ja-ja-ja, dicen los clubes)
3) Que se juegue en Navidades, como en la Premier (ja-ja-ja, dicen los futbolistas, y su hermoso convenio colectivo)
4) Que se juegue la Copa del Rey a un solo partido, como en Inglaterra (ja-ja-ja, dicen otra vez los clubes, que la taquilla es la taquilla)
5) Que se elimine el virus FIFA y las selecciones no jueguen bolos. Ésto lo suelen vocear los mismos que luego van a Colón a celebrar la Eurocopa (ja-ja, dice la FIFA)
El caso es que, por hache o por be, al final la Federación carga con un problema que es causa de todos y de ninguno, que diría el tópico. La solución no es fácil, partiendo de la lógica que dice que todo el mundo quiere al Atleti en la final de la Europa League, que todos queremos al FC Barcelona en la final de la Champions, menos Marcelo (callate, chaval, que estás menos feo), y que el calendario gregoriano, los convenios colectivos y las televisiones son las que son, imponen lo que imponen y, de momento, sólo tenemos un Antonio López candidato al Nobel de Física y Química (no confundir con la serie).
Digo esto porque ahora, los de siempre, ignorantes incluidos, cargan el muerto a la Federación de la falta de fechas para jugar la final. Y algún bocazas con micrófono, como por ejemplo Antonio López, afirma a la ligera que "la Federación quiere que nos echen de la Europa lig para quitarse el problema de encima". Puestos a buscar soluciones, todos los listos del mundo deberían unirse a la comisión mixta Liga-RFEF que cada mes de junio elabora el calendario. Y en barras de bar, y en salas de prensa, saldrían ideólogos a mogollón con iluminaciones varias:
1) Que jueguen en agosto (ja-ja, dicen jugadores, técnicos, televisiones y público)
2) Que se reduzcan los equipos en Primera (ja-ja-ja, dicen los clubes)
3) Que se juegue en Navidades, como en la Premier (ja-ja-ja, dicen los futbolistas, y su hermoso convenio colectivo)
4) Que se juegue la Copa del Rey a un solo partido, como en Inglaterra (ja-ja-ja, dicen otra vez los clubes, que la taquilla es la taquilla)
5) Que se elimine el virus FIFA y las selecciones no jueguen bolos. Ésto lo suelen vocear los mismos que luego van a Colón a celebrar la Eurocopa (ja-ja, dice la FIFA)
El caso es que, por hache o por be, al final la Federación carga con un problema que es causa de todos y de ninguno, que diría el tópico. La solución no es fácil, partiendo de la lógica que dice que todo el mundo quiere al Atleti en la final de la Europa League, que todos queremos al FC Barcelona en la final de la Champions, menos Marcelo (callate, chaval, que estás menos feo), y que el calendario gregoriano, los convenios colectivos y las televisiones son las que son, imponen lo que imponen y, de momento, sólo tenemos un Antonio López candidato al Nobel de Física y Química (no confundir con la serie).
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