viernes, 20 de abril de 2012

La bytaudio

Años después, anoche me dio el aire nostálgico y quise dormirme oyendo la radio. ¿Qué radio? A los once años trasnochaba con Supergarcía y madrugaba con un Arus con leche. Y anoche no tenia una radio. Mejor dicho, sí tenía una radio pero no tenía pilas R4 (ni de las otras). Asi que tiré de ipad y de apliqueichon. Podía oir cualquier emisora del mundo. No consumo programas deportivos por salud mental así que recorrí el listado de radios a ver si algo me sorprendía. Y recordé que me divierten unos chicos que hablan de asuntos sin importancia en Radio Nacional, todos los dias, creo, a las tres de la tarde.

"Son las doce de la noche, no son horas..." Cuando a las ocho de la mañana me iba pa Santa Rosa, al instituto en Málaga, dejaba grabando al Arus y los suyos, y encomendaba a mi mamá la tarea de darle la vuelta al cassette, para escuchar en la siesta de la tarde los minutos de imitación deportiva, cuando aparecian Món, Di, Cruyff...

Anoche tire de ipad, fui a la güé de RNE, busqué el programa y le di a reproducir al podcast del dia. Me quedé dormido con una sonrisa, y pensando que el ipad se ha cargado el dial, que la radio agoniza. La transmisión de la voz a distancia por ondas hertzianas tiene fecha de caducidad, el tiempo que tarden en inventar un cacharro abarate las descargas de megabais y permita oir la bytaudio en el iphone o en el sistema de navegación del coche, o lo que se saquen de la manga los herederos del Santo Jobs.

Se me ocurrió que debía encuestar a quinceañeros sobre la onda media, la frecuencia modulada, las cintas cassette, los elepés, las pilas cuadradas pa las linternas rojas de petaca... A ver qué conocen y qué no. Pero con el día me he echado patrás, lo dejo, no sea que me entre complejo de señor mayor, y la caguemos.

No echo de menos la radio, salvo en días grandes de fútbol. No me da pena que ya no genere opinión, que apenas importe en el universo de las gentes, que no sea parte del dia de las mayorías. Las nuevas tecnologías nos dan más y mejores posibilidades. Si la radio se muere, no será por culpa de los itodo. Sé que está haciendo esfuerzos por adaptarse, por usar los recursos del iuniverso, por viajar en bytes ya que los hertzios se jubilan por dejadez. Si se muere, será por dejarse comer el terreno por el tuiteo, el blogueo, el interneteo, el punteo, el manoleo, por falta de chicha, de contenido, de voces profundas, hipnotizadoras, de libertad, de valentia, de verdad, de bombas informativas, de explosivas declaraciones, de fuerza, del sonido ambiente, de vida. Mientras tanto, yo reclamo derechos de autor sobre el concepto bytaudio. Conste. y a podcastear el programita de la radio pública. Que, por cierto, se llama Esto me suena, creo.

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