martes, 13 de julio de 2010

¡¡¡Ama Aqawe Omhlaba!!!

(artículo publicado en Málaga Hoy el 12/07/2010) O lo que es lo mismo "Campeones del mundo", en zulú. El día fue eterno. Había comenzado con un zumo, de naranja, claro, que no me sentó bien, así que desde primera hora declaré la guerra a lo "Oranje". Más, cuando el día anterior me encontré el Soccer City coloreado en sus noventa mil asientos del tonito de marras. La afición holandesa, ruidosa, divertida, poco europea del norte, había ganado la batalla de Johannesburgo, porque los nuestros llegaron de España para ver el partido y volar de vuelta. Me vino a la cabeza Alatriste, y quise que después de la charla bondadosa de Vicente, a los jugadores les hubiera arengado el capitán borde y solitario, que combatió en los tercios de Flandes, y ganó. En las calles de Sandton, doña Letizia se declaraba "atacada como todos", y Manolo, "recuperado, a tope". El del bombo procuró no cruzarse con la real pareja, por no cometer otro atentado al protocolo. Me tropecé a un joven con gafas y chaqueta de policía yanqui, o de stripper de los que gustan a las chicas, y era Rubén de la Red, al que siempre añoro cuando veo la foto de los campeones de la Eurocopa. Desde su ventana en el hotel Da Vinci, Gerard Piqué nos saludó. Era la hora de la siesta e imagino que pocos cumplieron. El rojo no ganó al naranja en la víspera, pero a media tarde ya empatábamos, más o menos. Aparte del color, diferenciabas a unos y otros si después de "Alcohol, alcohol, alcohol,...", entendías "...hemos venido a emborrarcharnos..." (la versión holandesa no me la sé, ni quiero).

Camino del estadio me despido de la Sudáfrica luminosa. Definitivamente, este país sí que tiene un color especial. Como todos visteis la ceremonia de clausura, tan sencilla como original, no hablaré más de la marcha musical, del ritmo de los "bafana, bafana". Ahora, os contaré que cuando dijeron, "güelcon tu de fainal, nederlan an espain", casi me echo a llorar. ¡¡¡España, en la final del Mundial de fútbol!!! Hoy hace doce años de mi primera final de un campeonato del mundo, en Saint Dennis. Aquel día me sentí invitado entre brasileños y franceses. Ayer, la jugaba, como toda España (menos los que regalan plasmas de televisión). Con el Soccer City en pie, se la emoción se nos desató a todos cuando Mandela paseó por la hierba con su gorro ruso, saludándonos con una sonrisa que ha hecho historia y ha dado vida y futuro a millones de personas. Gracias por este Mundial, Madiba.

Enfocaron a Cannavaro soltando la Copa y volví la cara; apareció Charlize Theron y aplaudí. Despajaban el césped para que empezara el "chou" y sonó en el móvil la confirmación del once: con Pedro, y sin Torres, que ni calentó. Raro. El mismo de la semifinal. Sorpresón, si. Y tras la hora más larga del mundo se jugó al fútbol. Nosotros, la Azul. Me gustó. De ellos, me preocupaban el diez y el once, el juerguista y el de cristal. Los dejamos ir y se nos plantaron en la final de la Champions del Bernabéu, uno en el Inter y otro en el Bayern. Y ayer, juntitos. Del resto, defendían varios que habían pasado por España sin salvas de cohete. Si les atacábamos, si no jugaban, el partido tenía que ser nuestro. Cuando comenzó, no era una final, era un partido más: el partido. Nervios, fuera. Nunca me había reclamado con más ganas tener un poquito de suerte.

Y no cometer fallos. Damos el primer error del Mundial en la zona de creación a Holanda, y nos tiran a puerta inocentes. Hemos rematado con Ramos y Villa está suelto entre líneas. Me van pasando los minutos en una nebulosa extraña. Llegamos y llegamos. ¡¡¡Afinad la puntería, por favor!!! Es el partido más cómodo. Pero no podemos fallar una en el pase. Puyol, nuestra luz ante Alemania, anda impreciso. ¡¡¡Vamos!!! Presionan la primera línea, la de los centrales, en nuestra salida de juego. Si los superamos tocando, todo es más cómodo, en su lado del campo. El pesimista del otro día, ayer me tocó a la derecha: "lamentable lo de los recogepelotas" (¿...?). Primer cuarto de hora y nos quitan el balón. A nosotros no nos gusta correr detrás del contrario. Es al revés. Y cuando queremos jugar, leña. Pero van dos a dos en amarillas. No me gusta. El árbitro corta una contra mortal tras una patada de karate de De Jong y no lo echa. Mal. Intercambio de nada, pero ellos ven a más a Iker que nosotros al Stekelenburg, que tiene nombre de juego de mesa. Entre sustos de balones devueltos a Iker, patadas y una llegada de Pedro cuando pasamos la línea del medio, pasa la primera mitad.

Y seguimos cantando la misma historia tras los quinces horribles minutos de no saber donde mirar. Ellos dando, esperando que haya espacios para dársela a Robben. Sigue sin gustarme. A los diez minutos de la segunda parte no tengo claro que vayamos a ganar el partido. Da igual. Todo el mundo habrá visto quien juega y cómo juega. Sé que no vale de nada. O sí. Esta final es un partido que juegan dos equipos y protagoniza un árbitro. Se va Pedro y entra Jesús Navas, sin auriculares. ¡¡¡¡Bieeeen, Iker!!!! (¿seguirá estando raro, Iker?). El partido está embarrado. Hemos caído en su juego. Y ellos tienen puñales. Un poquito de suerte, por favor (Villa remata al muñeco y yo empiezo a temblar, de frío y nervios). Jugamos más pero ellos quieren la contra. Falta a Iniesta: métela, Xavi. La pide Villa. Nada. Nada. Lo estamos cociendo y ellos lo quieren crudo, el gol. ¡¡¡Sergio, Sergio, cabecea bien, j...!!! Del árbitro ya no hablo, conste. Tenemos el balón y ellos parecen muertos. No me gusta. Ni un fallo atrás, por favor. Otro balón largo contra Puyol y Robben y ya no puedo más. No quiero prórroga pero tampoco perder. Hala, a la prórroga.

De lo que pasó en la prórroga recuerdo vagas imágenes de Cesc fallando un gol del Mundial, un cabezazo que se fue alto de los holandeses, a Iniesta empanado sin saber qué hacer porque le suponía cansado, y poco más. Había pedido suerte, y no la teníamos. Soñé que salió Torres, que no había calentado antes del partido, que jugamos mejor que ellos,que expulsaron a uno media hora más tarde de lo que merecía, y poco más. Perdón, perdón, perdón, por dudar de Andrés. ¡¡¡Viva lamadre que te parió!!!! ¡¡¡Gracias, Dios mío,gracias!!!! (nota final del autor: las fotografías y el video, obvio, son míos)

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